Historias: Tres dramas de personas afectadas por ser garantes

Mauricio prefiere sonreír cuando recuerda cómo se perjudicó por hacer un favor a su mejor amigo.

“Conocía a Martín de hace 30 años, desde la infancia, y me pidió que acepte ser garante de su amigo Fernando, quien a su vez lo había garantizado a él (a Martín). Cada uno decidió prestarse de una financiera 1.000 dólares para invertirlos en un negocio el año 2008”.

Los problemas comenzaron desde el principio, cuando Fernando no pagó a tiempo la primera cuota.

Como cancelaba de forma inconstante, la entidad financiera presionaba a Mauricio para que respondiera como garante. Por eso es que llegó a pagar el 40% del total de la deuda, es decir, 400 dólares.

   “Fernando siempre pagaba con retraso, yo pagué en seis ocasiones, aunque me sentí liberado cuando viajé a Europa por un trimestre, entonces lo acorralaron a él”.
Pesadilla. Sin embargo, al retornar de su viaje de tres meses, continuaron los problemas y las exigencias para este profesional en Marketing.

Además, no sólo tuvo que “dar la cara” por un dinero que no se había prestado, sino que además debió soportar el bochorno de que en la puerta de su casa aparecieran carteles de “deudor moroso”. A todo esto se sumó el estrés, el mal humor y el arrepentimiento que sentía cada vez que tenía que cancelar la deuda.

Para empeorar la situación, Fernando se había cambiado de casa y no se lo encontraba por ningún lado. Tras varios días buscándolo, Marcelo lo halló y le exigió el dinero.

El deudor le entregó un cheque, pero que no tenía fondos. “Ahora lo tengo como recuerdo”, afirma.

Todo acabó el año pasado cuando la deuda fue pagada; sin embargo, Mauricio reconoce que no sabe si su nombre se registró como deudor moroso en la Central de Riesgos.

La unidad, dependiente  de la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero, registra, gracias a informes que envían las entidades financieras, la lista de los deudores (titulares o garantes) que incumplan con los pagos. Luego de esta experiencia Mauricio jura que sólo garantizaría a algún familiar cercano.


El banco le cobra una deuda que se dejó de pagar hace 12 años

Ni ella ni su esposo pueden conseguir préstamos bancarios

Carola P. (nombre ficticio) no puede obtener préstamos de dinero de ninguna institución financiera porque figura como deudora morosa en la Central de Riesgos, luego que la persona a quien garantizó en un crédito no pagó.

Hace 12 años, Carola, profesional en informática, garantizó a una amiga que incumplió sus obligaciones con un banco que luego quebró. “Se prestó $us 1.000 que entregó a su madre para negocios y ella dio el monto a la que era su socia, pero ésta escapó”, dice

Ni deudora ni garante cancelaron la cuenta y el registro pasó a la Central de Riesgos de la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (Asfi).

“Mi marido tampoco puede pedir un préstamo, ya que en su cédula de identidad figura como casado, y todo incumplimiento también afecta a la pareja, por más que él no tenga relación con el problema”, dice Carola.

“Mi abogada me indicó que si llegó a un acuerdo con el banco, ya que es una deuda castigada, me podrían sacar de la central, es posible solicitar una certificación si se paga”.

Cuando la entidad financiera aún operaba recibió llamadas de funcionarios pidiendo que se hiciera cargo de la deuda contraída por su amiga y en más de una oportunidad recibió cartas y vio avisos de “deudor moroso”  en su puerta.

Luego de que el banco quebró ya no recibió notificaciones y dejó de verse con su amiga que al igual que ella cambió de dirección. Sin embargo, el año pasado la dueña de la casa donde vivía le dijo que habían llegado avisos para que cancelara la cuenta.

Facebook.
“Busqué a mi amiga y la encontré gracias a Facebook. Me comuniqué con un amigo a través de la red social, éste me dio su celular y ella contestó”.

La deudora se comprometió, por medio de un abogado, a cancelar el total de la deuda.

Ahora, a Carola no le queda más que volver a confiar en la que ahora considera “ex amiga”, mientras teme que le embarguen bienes si no paga.

 

“No tenía ni idea de lo que es tener esta responsabilidad, no sabía que fuera tan complicado, fui una tonta”, se lamenta.

Tuvo que pagar el 80% de la deuda bancaria

Juan Carlos nunca pudo hallar a la persona que garantizó
“Busqué al titular de la deuda con el banco por todos lados, pero al no encontrarlo tuve que cancelar el dinero”, se lamenta Juan Carlos (foto) al recordar que pagó 1.800 dólares por una cuenta que no era suya.

Ocurrió en 1998, cuando él trabajaba en una industria y junto a un grupo de compañeros de trabajo consiguieron  préstamos independientes en una entidad financiera que luego quebró. Optaron por la modalidad de garantes solidarios y se comprometieron a pagar “sin falta”.

“Era como una cadena, yo fui garante del mensajero, éste del auxiliar contable, y éste último de mí”, indica Juan Carlos, quien ahora trabaja en un banco.

En un principio no hubo dificultades, cuenta, pero todo cambió cuando él fue a trabajar  a otro lugar.
la deuda. El 2009, Juan Carlos había hecho planes para comprarse una casa y necesitaba un crédito para esto.
Grande fue su sorpresa cuando le negaron el préstamo ya que figuraba como deudor moroso en la Central de Riesgos de la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero  (Asia).  ¿El motivo? El mensajero había dejado de pagar  desde que su garante se había cambiado de empleo.

“Estaba más que sorprendido, pues pensé que el titular había cumplido con la deuda”.

    Desde que dejó su trabajo, ya había perdido contacto con él. “Jamás recibí notificaciones del banco, yo confié en él, pensaba que había pagado todo”. Como la entidad había quebrado, otro banco se hizo cargo de la deuda.
“Ahí me advirtieron: si usted quiere salir de la Central (de Riesgos), ubíquelo (a su titular) y que él pague, pero nunca lo ubiqué, yo pagué todo”, lamenta el afectado.

Vanos fueron sus intentos de buscar al deudor en la industria, pues éste ya no trabajaba ahí.
“También fue inútil la búsqueda en su casa, pues había cambiado de dirección. No lo encontraba”.

“No quedaba de otra, fui a negociar con el banco para cancelar todo, él titular sólo había cancelado 200 dólares de un préstamo de 2.000”, explica.

Luego de que el crédito ya fue pagado en su totalidad, Juan Carlos pudo obtener el nuevo crédito.
“En mi caso, el banco me ha cobrado 80 bolivianos más para darme una constancia de que sí había pagado el crédito”.
Aclara que tras salir de la lista de deudores debió esperar un mes para solicitar el préstamo sin el temor de que sea rechazada la solicitud.

Ante la experiencia que pasó, enfatiza en que “no volvería a garantizar a ninguna persona”.  Cree que lo mejor, para evitarse problemas, es que los bancos garanticen a los titulares de cuentas con sus propios inmuebles, “digamos yo titular garantizo con mi televisión el pago, si dejo de pagar, que me lo quiten”.

La Razón

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