Viaje al invierno de la Australia natural y mágica

Australia

Coincidiendo con nuestro verano, el invierno austral nos ofrece la posibilidad de imaginar algunos viajes especiales. Esta época es, por ejemplo, el mejor momento del año para visitar el mágico interior de Australia. En esta zona rural de la isla, denominada Outback, el viajero puede encontrar caprichos de la naturaleza que fascinan pese a que los científicos hayan logrado descubrir su origen.

Desde tiempos inmemoriales, estos paisajes han dado forma al mundo sagrado de los aborígenes australianos, que habitan estas tierras desde hace más de 50.000 años. El interior del Territorio del Norte, centro geográfico de la isla, ofrece una ruta que permite ver en pocos días algunos de los iconos de la Australia natural.

La gran roca australiana

En el Parque Nacional de Uluru-Kata Tjuta está el que probablemente sea el más conocido de ellos, el perfil de Ayers Rock. Esta roca, que recibe el nombre de Uluru en lengua indígena anangu, es considerada el monolito más grande del mundo, con más de 9 kilómetros de contorno, una altura de 348 metros sobre la superficie y 2,5 kilómetros bajo tierra. Reconocido Patrimonio de la Humanidad en 1987, este icono natural no aparece siempre igual. En la época seca sus colores varían según la hora del día, y en temporada de lluvias la roca torna plateada con las franjas negras que dibujan los cursos del agua.

A 32 kilómetros al oeste de Uluru, se encuentra otro lugar sagrado para los primeros habitantes de este territorio, Kata Tjuta. Esta área de 21 kilómetros cuadrados, también conocida como Olgas, está salpicada por formaciones geológicas de más de 500 millones de años de antigüedad, que presentan una apariencia de cúpulas rojiza. Se contabiliza un total de 36 y la más alta es el monte Olga, que supera a Ayers Rock en más de 200 metros.

Valles de meteoritos y mucha carretera

En las inmediaciones de este parque se pueden encontrar varios lugares imprescindibles para los aficionados a la astronomía y a los curiosos en general. El cráter de Gosee Bluff o Tnorala fue originado por un cometa de unos 600 metros de diámetro que cayó en el centro del continente hace más de 140 millones de años. Ahora, además de ser considerado un lugar sagrado, sus 20 kilómetros de diámetro forman parte de una reserva de interés científico. También está protegido el paraje de Henbury Meteorites, que consta de 12 cráteres escavados por meteoritos que cayeron en esta zona hace alrededor de 4.700 años.

Pero además de ver riscos y depresiones, los visitantes de esta zona pueden disfrutar de refrescantes baños en pozas como la de Glen Helen Gorge, o la que es denominada el Jardín del Edén. Es un territorio perfecto para aquellos viajeros a los que les guste acampar y moverse por libre. En todos estos lugares existen rutas guiadas y se pueden contratar paquetes turísticos, pero también está abierto a quienes prefieran alquilar un vehículo y recorrer a su ritmo algunas de las carreteras del interior de Australia. La oferta va desde furgonetas equipadas, como las que se pueden encontrar en Wicked, hasta los modelos de Harley Davinson que renta la empresa Uluru Cycles para viajar solos o con guía.

20minutos.es

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