La muerte de Gadafi supone el fin del conflicto en Libia"

"La muerte de Muamar el Gadafi termina sin lugar a dudas con el conflicto libio", asegura explícito el director del Instituto Complutense de Estudios Internacionales, Rafael Calduch. "En Sirte, Gadafi resistía con los últimos que estaban dispuestos a luchar por él". Así pues, la ejecución del dictador a mano de los rebeldes, cuando intentaba huir del último bastión de su régimen en Sirte, cierra una época en Libia, pero abre muchos interrogantes que afectan no solo al país, sino al mundo árabe.

El primer asunto a tratar es Libia. El futuro del país queda en manos del Consejo Nacional de Transición (CNT) que, aún habiendo contado con el apoyo internacional, ha despertado no pocos recelos sobre quiénes son en realidad. "El CNT es una amalgama de grupos de oposición a Gadafi a lo largo de décadas que vieron el marco de las revoluciones árabes su oportunidad para actuar", explica Calduch que matiza que "sin el apoyo internacional" jamás habrían logrado vencer.

Esta agrupación circunstancial será la encargada de iniciar una difícil transición. Si quieren formar un gobierno estable y con futuro, el CNT deberá crear un gobierno representativo con tres retos: "representar a los diversos clanes y grupos étnicos del país, gozar de aceptación internacional y que sepa incluir al aparato administrativo civil y militar del antiguo régimen".

Hasta ahora la aceptación internacional del CNT ha estado asegurada -incluso países reticentes como Rusia y China han reconocido el cambio en Libia-, pero está "en expectativa". Algunas declaraciones, como la de implantar la ley islámica, la sharia, han provocado cierta preocupación en Occidente. Sin embargo, este académico consultado por 20minutos.es cree que no es un riesgo. "Hay dos maneras de incluir la sharia en un régimen: que sea la ley absoluta y en la que se basa todo, como en Irán; o que sea una fuente de inspiración como en Turquía, que es el modelo que de momento parece tener el CNT", analiza Calduch.

El último punto también es fundamental. "El nuevo régimen deberá insertar a miembros del antiguo, sobre todo en materia energética y policial, para que el país no se paralice", asegura este académico. El modelo, no deseable, es el de Irak tras la caída de Sadam Hussein en 2004, donde las nuevas autoridades prohibieron en primera instancia -en 2008 fue abolida esa norma- la entrada en la administración de los miembros del partido Baas, lo que paralizó a la administación.

¿Efecto contagio?

La caída de Gadafi está inequívocamente emparentada con la 'Primavera árabe' que ha provocado la caída del tunecino Ben Alí, el egipcio Mubarak y ha provocado tensiones y reformas en otros muchos países. ¿El triunfo de la rebelión libia volverá a reactivar este fenómeno?

"El mayor interrogante sería ver qué ha pasado en países donde no ha prosperado como Marruecos y Argelia", reflexiona Calduch. En Argelia ve menos posibilidades por la reciente guerra civil que vivió el país. Sin embargo, no descarta que en Marruecos un hecho aislado desencadene sin previo aviso un movimiento popular que en poco tiempo desmantele el régimen como pasó en Túnez. "Aunque nadie lo diga, hoy por hoy está en el aire", explica.

Otro país en el que hubo tímidas protestas, pero en la que un movimiento así despertaría todas las alarmas en el panorama internacional por ser el mayor exportador de crudo del mundo es Arabia Saudí. El profesor Calduch no lo ve probable: "La monarquía saudí tiene una doble legitimidad muy difícil de soslayar: es el clan dominante desde hace décadas y son los guardianes de los santos lugares del Islam". Un componente religioso que sabe jugar muy bien ese régimen, modernizándose en lo tecnológico y en lo económico, pero siguiendo costumbres "ancladas en la Edad Media". "Este hecho ha hecho, que por ejemplo, los intentos de Al Qaeda de arraigar en el país hayan fracasado".

Los dos casos más obvios en este momento como Yemen y Siria tienen otras peculiaridades. En Siria, la oposición responde "a la respuesta de una brutal represión" del régimen de Bachar al Asad y el escenario de una guerra civil "no es improbable". Los conflictos de Yemen se explicarían por una división existente de facto por motivos étnicos (en el pasado el país estuvo partido en dos).// 20minutos.es

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Los ocho meses de conflicto en Libia: desde el asedio a Bengasi hasta la toma de Sirte

Muamar Gadafi gobernó Libia durante cuatro décadas. En este país desértico del norte de África, rico en reservas petrolíferas y con 6,4 millones de habitantes, el 15 de febrero comienzan las protestas populares contra el coronel del Libro Verde, principalmente en la ciudad occidental de Bengasí.

La represión gubernamental es fuerte y asedian la ciudad de Bengasi. La dirección de la guerra parece a favor de los leales a Gadafi cuando el 19 de marzo, el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, da un golpe de mano: convoca una cumbre en París para organizar una intervención en Libia. A la salida de la reunión, anuncia que aviones galos "ya evitan los ataques" del Ejército de Gadafi sobre la población civil de ese país.

Este movimiento lleva a una coalición internacional, a la que la Liga Árabe da luego su apoyo, a lanzar una ofensiva militar contra el país, amparada en una resolución de la ONU para proteger a los civiles y asegurar la exclusión del espacio aéreo. El 31 de marzo, la OTAN asume el mando de la operación.

Los ataques de la OTAN comienzan y, poco a poco, los rebeldes van comiendo terreno a los leales a Gadafi. Los bombardeos tienen como objetivos lugares asociados a Gadafi y su círculo cercano. Un hijo del coronel y tres nietos fallecen en un ataque aéreo de la OTAN.

Gracias a la presión de la OTAN, los rebeldes avanzan por este y oeste, conquistando grandes enclaves como la ciudad de Misrata o la zona petrolífera de Brega, principal fuente de energía de Trípoli.

En agosto, en una pinza de los rebeldes, sus tropas logran entrar en la capital, Trípoli, el 22 de agosto. Al día siguiente, los rebeldes ponen su bandera-roja, verde y negra- en el palacio de Gadafi.

A principios de septiembre, los rebeldes logran consolidar su control en Trípoli y el Consejo Nacional de Transición (CNT), que cada vez es reconocido como un interlocutor válido por más países, comienza a transferir sus operaciones a la capital.

La ONU, que el 1 de septiembre desbloquea 15.000 millones de dólares en activos libios congelados, reconoce su legitimidad el 15.  La nueva autoridad del país cifra en 25.000 los muertos desde el inicio de la revuelta.

Los rebeldes centran entonces su atención en las zonas que quedan leales a Gadafi. Prueba de la debilidad de las fuerzas del coronel es la reapertura del espacio aéreo, con España retirando sus cuatro aviones F-18 de la coalición, y la vuelta a funcionamiento del gasoducto que une Libia e Italia.

El 17 de octubre, el CNT anuncia que ha tomado Bani Walid, feudo de leales a Gadafi. Tres días después, este jueves, los rebeldes entran en Sirte, la ciudad natal del dictador y anuncian la muerte del coronel Muamar el Gadafi.//  20minutos.es

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