Egipto celebra el aniversario de una revolución sin precedentes que transformó el mundo árabe

"Cayó la barrera del miedo". Con estas palabras definía hace exactamente un año el manifestante Sherif Halil la revolución en ciernes que se estaba gestando en Egipto. Era martes 25 de enero de 2011 y miles de jóvenes salían a las calles de El Cairo para protestar contra el régimen de Hosni Mubarak, que llevaba en el poder desde 1981.

Siguiendo la estela de Túnez, que había logrado derrocar al autoritario Ben Alí apenas diez días antes, los egipcios inundaron la capital del país, concentrándose en la ya famosa plaza de Tharir en unas protestas que se convocaron a través de Internet y las redes sociales y que solo en un día dejaron cuatro muertos. 'El día de la ira', como se denominó a esa jornada, supuso un punto de inflexión en un país cansado de un régimen dictatorial que asfixia las libertades de los ciudadanos, la corrupción política y una elevada tasa de desempleo.

Conflicto políticoEn los días siguientes, los fallecidos en los enfrentamientos entre los manifestantes y la policía se contaban por cientos y los detenidos superaban el millar. Dado lo insostenible de la situación, el presidente Mubarak anuncia ese mismo 'viernes de la ira', día 28, el fin de su régimen y el establecimiento de un nuevo Gobierno. Sin embargo, la resistencia del mandatario a abandonar el poder mantiene encendida la furia de los egipcios, que siguen reclamando su salida inmediata del Ejecutivo.

Ese día llegará el 12 de febrero, cuando al fin Mubarak cede todo su poder al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas egipcias, que disuelve el parlamento y suspende la Constitución. A partir de ese momento, y hasta este martes 24 de enero, día en que la Junta Militar devolvió el poder al nuevo parlamento, es el ejército el que controla el país. Pero, ¿qué ha ocurrido en Egipto en el último año? ¿Ha mejorado la calidad de vida de los egipcios? ¿Es el país una democracia plena?

Una sociedad dividida

A pesar del optimismo generalizado al que sucumbió la sociedad egipcia tras la caída de Mubarak, el paso de los meses les ha demostrado que poco ha cambiado el país. Ahora, Egipto se encuentra dividido entre los jóvenes que siguen pidiendo reformas y el resto de la población, que reclaman una estabilidad y el regreso del turismo, un pilar básico de su economía.

Por su parte, la juventud continúa exigiendo medidas que encaminen al país hacia una democracia plena, pero consideran que el Ejército no debería haber tomado parte en el proceso, más aún cuando el jefe de la Junta Militar es Husein Tantaui, el que fuera ministro de Defensa durante el régimen de Mubarak.

"Esa continuidad no ha sido vista con muy buenos ojos por parte del sector más revolucionario de la sociedad egipcia", explica Bárbara Azaola, profesora de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) a 20minutos.es. "Existe cierta decepción entre los jóvenes, que consideran que no se han cumplido los objetivos de la revolución y que los militares nunca debieron haber asumido el control del país", asegura esta experta en Egipto y la lengua árabe.

Uno de eso jóvenes que es el portavoz del Movimiento de Jóvenes del 6 de Abril Mahmud Afifi, quien cree que "los egipcios saldrán para continuar con la revolución y conseguir que se cumplan sus demandas".

Por otro lado, se encuentra el resto de la sociedad civil, que empieza a desconfiar de este activo sector y quiere estabilidad económica. "La gente quiere darle una oportunidad a ese Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas para recuperar la estabilidad y que los turistas regresen a Egipto", afirma Azaola. El descenso del turismo, que en 2011 cayó un 30%, y el descenso de la inversión extranjera han perjudicado gravemente a los habitantes del país.

A pesar de todo, los egipcios han ganado ciertas libertades que no imaginaban conseguir antes de las revueltas. "Aunque los militares han promulgado leyes que limitan la libertad de prensa o manifestación, ahora las personas pueden discutir de política y han participado en unas elecciones. Muchos no son conscientes de este cambio porque están muy preocupados por su situación económica, pero la transformación está ahí", recalca la profesora de la UCLM.

Esta inestabilidad social había justificado el mantenimiento del Estado de Emergencia en Egipto, vigente desde 1981, hasta este mismo martes, cuando Tantaui lo abolió definitivamente.

Víctimas y verdugos

Otra de las exigencias del pueblo egipcio es la de juzgar a los responsables de la matanza de manifestantes en los dieciocho días que duró la revolución y de las detenciones y torturas posteriores. Los familiares de las víctimas de la revolución, cifradas en 850, siguen reclamando justicia contra los policías y militares que acabaron con la vida de sus mujeres, esposos, hermanos e hijos.

Los organismos internacionales también han constatado este abuso por parte de los militares. En su informe anual, la organización Human Rights Watch denunció que el Ejército egipcio ha recurrido a lo largo de este año a la fuerza excesiva y a la tortura, contando con la impunidad otorgada por su estatus militar, que les evita ser investigados por las autoridades civiles.

Una impunidad que no da en sentido inverso, ya que según el Centro El Nadim, que rehabilita a las víctimas de la violencia, en los seis meses posteriores al pasado 25 de enero hubo entre 12.000 y 16.000 casos de juicios militares a civiles, frente a los 2.000 registrados durante los 30 años del régimen de Mubarak.

Sin duda, el proceso judicial más seguido en los últimos meses es el que tiene lugar contra Hosni Mubarak, dos de sus hijos, el exministro del Interior Habib el Adly y seis antiguos altos, acusados de los delitos de abuso de poder e implicación en la muerte de manifestantes durante la revolución. Los acusados se enfrentan a la pena de muerte, aunque el veredicto final no se conocerá previsiblemente hasta marzo de este año.

La transición de la Junta Militar y el futuro inmediato

La Junta Militar que asumió el poder tras la caída del régimen ha tenido tantos detractores como defensores. Mientras parte de la sociedad criticaba la inclusión de miembros del gobierno de Mubarak entre sus filas, otros veían en ellos el camino para recuperar la estabilidad del país.

Tras suspender la Constitución y disolver el Parlamento, los militares convocaron elecciones legislativas para el pasado 28 de noviembre. Pese a las irregularidades que fueron denunciadas por diferentes ONG, han sido los primeros comicios democráticos de la era pos-Mubarak.

Los grandes beneficiarios de la revolución y del posterior control del país por el Consejo Supremo de la Fuerzas Armadas han sido sin lugar a duda los Hermanos Musulmanes, la coalición a la que pertenece el Partido Libertad y Justicia de los Hermanos Musulmanes, ilegalizada en 1954 y gran vencedora de las elecciones con el 47,2% de los votos.

"Este aniversario no es una celebración del todo porque supone una continuación de la revolución y vamos a exigir tanto los derechos de los mártires como de los manifestantes", explicó una portavoz de la Hermandad, Sherin al Azab.

A pesar de su victoria electoral y del traspaso del poder legislativo al nuevo Parlamento por parte de la Junta Militar, ésta seguirá al frente de Egipto hasta finales de junio, cuando se hayan celebrado las elecciones a la Cámara Alta del Parlamento, se haya aprobado una nueva Constitución y se haya elegido un nuevo presidente de la República.// 20minutos.es

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