Primera persona en Santa Cruz en someterse a una operación de cambio de sexo: 'Tengo derecho a tener un hijo'

Yara se acomoda el cabello, y cada tanto, cubre con maquillaje algunas gotas de sudor. Gente de la Fundación Arco Iris y la Defensoría del Pueblo organizaron una especie de "presentación oficial" ante la sociedad. Se trata de la primera mujer transexual de Santa Cruz. El recuerdo de episodios de discriminación antes de irse a vivir a Madrid (2004), cuando la llamaban Víctor Gróver, aún la persiguen.

¿Y cómo se siente al verse expuesta de esta manera?

Bueno, me siento un poco nerviosa. Lo había pensado bastante, porque ahora muchas personas van a señalarme con el dedo. Pero comprendí que es necesario darle un rostro a nuestro movimiento que todavía sufre de muchas formas de discriminación. Una de estas ocurre en el trabajo. Los homosexuales o lesbianas necesitan ser algo más que peinadoras, costureras o trabajadoras sexuales.

¿Le costaba conseguir trabajo?

Sí, me rechazaron de un sinnúmero de empleos, y no porque me falte experiencia o no tenga formación.

¿Por eso viajó a España?

Me fui porque no podía continuar sometida. Me cansé de darme porrazos contra la pared y que solo consiga lastimarme. Llegué a España como ilegal. Sin papeles ni dónde vivir. Pero una vez normalizada mi estadía, y tras un año de lucha, conseguí acogerme a un programa que me permitía someterme a una operación para el cambio de sexo. Inicialmente no estaba disponible para migrantes, pero nos organizamos y logramos hacerles ver que era necesario.

¿Piensa en la posibilidad de adoptar un hijo?

El deseo de tener un hijo está latente. Porque tengo los mismos derechos que las demás personas. Derecho a una identidad y a formar un núcleo familiar. Como todos sueño con dejar una descendencia. También puedo morirme sola, pero eso tiene que ser una decisión mía y que no dependa de otras personas.

¿Cómo se imagina como madre?

Tierna, trabajadora, e inculcando a mis hijos valores de igualdad, tolerancia y respeto. Sobre todo, lo valioso de vivir, y dejar vivir.

Perfil

Ciudad natal: Sucre

Estudios: Maestra en Filosofía y Letras. Licenciada en Psicopedagogía y cursando un masterado en Ciencias Políticas.

Residencia: Madrid, España.

Costo de la operación: Alrededor de 41.000 euros, mitad financiada por el Seguro Social de España y el resto de origen personal.

Proyectos: Incidencia política a través de proyectos. Forma parte de Iyambae, Asociación de Padres y Víctimas de la Homofobia.

El invitado

“Rechazamos el pecado pero no al pecador” Erwin Bazán - Vocero del arzobispado

La Iglesia Católica distingue la inclinación homosexual de la práctica sexualmente activa. Esto último es lo que reconocemos como un pecado objetivamente grave. Pero también diferenciamos al pecado de la persona. La práctica homosexual es mala. Pero no estamos de acuerdo con la discriminación y los malos tratos hacia los homosexuales. Muchos activistas ven una actitud retrógrada en nuestra institución pero en realidad asumimos una actitud vanguardista. Aceptamos que existan personas con distintas inclinaciones sexuales, y objetivamente consideramos que la inclinación no es el pecado, pero la práctica sí. Por eso promovemos programas de reflexión para que las personas busquen alternativas que no vayan contra Dios. El celibato es una de las opciones. Existen muchas personas que se han convertido reconociendo este problema.

Hay un error filosófico en el pedido de legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo. Va contra los conceptos de familia y matrimonio como instituciones heterosexuales. No podemos en nombre del derecho legalizar cualquier tipo de libertinaje. Ceder a principios de desórdenes en la sociedad. En el caso de los transexuales, podrán lucir como mujeres, pero fisiológicamente seguirán siendo hombres, y no podrán concebir. El mecanismo que utilizan, la concepción artificial es otro de los aspectos que reprobamos, porque surge tras un proceso que desecha embriones y selecciona otros. Distorsionando así, el derecho a la vida.

No obstante, sí estamos de acuerdo en que se les abran posibilidades de mejores condiciones de vida. Que jurídicamente se les brinde seguridad, pero bajo los términos correctos.// El Día

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