Oriana Fiorella Arredondo Vivas, presentadora de televisión

Act. 14/07/2016
(Bolivia informa).- La venezolana Oriana Fiorella Arredondo Vivas actualmente conduce el programa Bigote en la Red Uno, en la televisión boliviana. Está en la televisión desde que tenía 11 años.

PROGRAMAS EN LOS QUE PARTICIPÓ
  • Chispitas, Unitel
  • Unitoons, Unitel
  • Chicostation, Unitel
  • Bigote, Red Uno
  • El Mañanero (Santa Cruz), Red Uno
  • Que no me pierda (Santa Cruz), Red Uno

VIDEO: Recopilación de fotos de Oriana Arredondo

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Oriana Fiorella Arredondo Vivas: “Me salí de Unitel sin tener un as bajo la manga”

Se reinventa. La ex-Chicostation venezolana explora con ansias otro formato de la tele y afronta con buen humor las críticas sobre su exceso de peso, que se debe a un descontrol hormonal y ansiedad.

Atrás quedaron los programas infantiles y su delgada figura. Oriana Fiorella Arredondo Vivas ya no es la niña eterna de la tele; egresada de Relaciones Públicas tiene 25 años y es una de las presentadoras de la revista matinal El mañanero y Bigote, de la Red Uno. A paso firme esta venezolana de baja estatura (1,54 m) cuenta cómo es encarar estos nuevos retos y también algunas críticas por su exceso de peso, el que ella aplaca con un alto nivel de carisma y buen humor.

¿Te has sentido presionada por los comentarios sobre tu figura? La verdad que no, y no estoy embarazada como algunos programas de la tele especularon. En este momento tengo problemas de descontrol hormonal y ataques de ansiedad.

¿Y lo estás tratando con algún médico? Sí, y es difícil porque soy golosa.
Televisión boliviana ¿Y el cambio de look en el pelo? Fue una penitencia que tuve que cumplir en Bigote.

¿Pero ya la pagaste? En realidad me gusta el verde por eso no me lo quito. Antes lo tenía pintado rosado.

Mucha gente no sabe que sos venezolana, ¿cómo es que llegaste a Santa Cruz? Fue por una situación trágica. Un día allá en Venezuela asaltaron a mi padre y lo dejaron mal- herido, en respuesta a eso mi abuela paterna sugirió que nos viniéramos para acá.

¿Qué es lo que más te gusta de esta ciudad? ¡Todo! Acá me siento muy contenta porque me abrieron las puertas de la televisión.

¿Cómo fueron tus inicios en la tele? Empecé en Chispitas, a los 11 años. Eso se dio gracias a una convocatoria que lanzó la red Unitel para armar el elenco que acompañaría a las conductoras Angélica Mérida y Fabiola Landívar. El casting reunió a 400 niños, de los cuales seleccionaron a un grupo de 15. Recuerdo que mi mamá me dejó ir solo porque yo estaba entusiasmadísima y también porque vivo cerca del canal. Luego de que el ciclo de Chispitas concluyó me convocaron para ser uno de los conductores de Unitoons. Para mí eso que fue una grata sorpresa, que tuvo una fusión de diversión y reto. El programa era guionizado y yo tenía el problema de memorizar todo y terminaba chipada si me olvidaba alguna palabra.

¿Qué te dejan estos dos trabajos? Una niñez sana y la sastisfacción de haber hecho lo que realmente me gusta. Creo que detrás de un escritorio sería una mujer frustrada, ya que soy una persona inquieta. Además, siempre recuerdo con mucho cariño haber conocido a muchas personas y lugares de Bolivia. Por ejemplo, cuando estoy por la calle la gente me dice: “Oriana yo te conozco desde pequeña, qué bueno que sigas en la televisión”.

Alguna anécdota que querrás contar La celebración de mis 15 años, eso fue único porque la producción de Unitoons se encargó de proporcionarme el vestido, la fiesta y la cobertura.

¿Cuando eras niña ya recibías un sueldo? Me daban un bono, parte de eso  iba directo para una cuenta en la cooperativa y el resto lo administraba mi mamá, que por lo general lo usaba para los gastos básicos de la casa.

¿Qué fue lo que tuviste que sacrificar por aparecer en la tele? Viajes con mis padres, cumpleaños de mis amigos, en fin, varias cosas que son parte de la típica niñez y que por estar en el set de grabación me las perdí.

Cómo era, ¿te acordás? Como si fuera ayer. Entraba a las 14:30 al canal y a partir de ahí era maratónico, porque hasta las 16:00 nos maquillaban, ensayábamos las coreografías hasta las 16:30, a las 17:00 estábamos al aire y a las 19:00 seguíamos con los ensayos de las coreografías para el día siguiente.

¿Bastantes actividades para alguien de esa edad?
Sí, pero lo tomaba como algo divertido.

¿Mantenés contacto con los chicos del elenco de Chispitas y de Unitoons?
A la mayoría no la veo hace un tiempo, pero por cosas de la vida con algunos he logrado contactarme. Por ejemplo, con Leonardo Ortega nos hemos visto en varias oportunidades e incluso he ido a verlo al circo donde trabaja. 
 
En 2005 exploraste otros formatos de la tele, es decir, fuiste una de las presentadores de Chicostation, ¿cuáles fueron los nuevos retos que enfrentaste en esta etapa? 
 
Deje atrás hablar con ito y vestir con ropa colorida y parecida a la del resto del equipo, como lo hacía en los anteriores programas. En Chicostation necesitaban que cada uno asumiera su personalidad y se mostrara tal cual. Yo hacía el papel de chistosa con papeles como DJ Pepe.

Este espacio lo compartiste con Carlos Rocabado, Anabel Angus y, en su última temporada, con Fernando Eid, ¿cómo fue trabajar con ellos?
¡Súper! Los tres son personas trabajadoras, pero creo que con ‘Fer’ logré establecer una relación como de hermanos.

Luego de eso saliste de Unitel, la ‘casa’ que te vio crecer...
Tomé esa difícil decisión porque no había proyectos televisivos para mí, sin embargo, me ofrecieron trabajar en el departamento de márquetin y lo hice por cinco meses, pero estar detrás de un escritorio no es lo mío. Seguido de esto se abrió un espacio para ser locutora de Radio Disney, pero no lo acepté.
Televisión boliviana Te quedaste sin trabajo...
Me salí de Unitel sin tener un as bajo la manga y a eso se sumaron otras cosas, como que se murió mi abuela, en cuestiones amorosas no estaba muy bien, pero entre todo eso me llaman de ATB para conducir un programa de formato infanto-juvenil, pero no se pudo concretar porque el canal estaba en un proceso de restructuración.

Luego te fuiste a El mañanero, otro formato
Eso fue por una invitación que recibí de Jeremías Castro, y me pareció interesante porque era otra cosa.

Ya llevás un buen tiempo como presentadora de El mañanero, ¿cómo evalúas esta experiencia? Es todo un reto porque tengo que levantarme muy temprano, pero esto también me ha permitido desarrollar mi faceta de reportera de calle porque casi toda mi vida fui presentadora de estudios.

¿Y cómo te va con eso? Me costó, y por eso he tenido que aprender a elaborar los ‘leads’ de las notas y varias veces repetir las grabaciones porque no me salían.// El Deber (BO)
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