El número de predios avasallados en el oriente se redujo de los 120 registrados en 2012 a sólo 50 en la actualidad, que aún resta recuperar, según la Asociación de Predios Productivos Agropecuarios (ASPPA).
"Sólo hay 50 predios avasallados; la recuperación del resto se logró a través de una campaña que emprendimos con el INRA (Instituto Nacional de Reforma Agraria) para demostrar que estos terrenos tomados son productivos”, informó la directora de la ASPPA, Beatriz Leigue.
Esta organización se fundó en 2012 después de una gran avalancha de avasallamientos que se ejecutó en el oriente del país, tras la promesa gubernamental de dar tierras al pueblo.
Según Leigue, quienes toman los predios son cabecillas de grupos que buscan lucrar con la tierra en lugar de trabajar en ella y que utilizan a comunarios para realizar las invasiones. "Se valen de las personas que quieren trabajar y luego venden una parcela, 50 ó 100 hectáreas”, añadió.
Por ejemplo, el predio La Sama, de propiedad de Leigue, fue tomado hace cuatro años, pero luego de un largo proceso se logró el desalojo y con sorpresa se encontró que en el lugar vivían personas que habían comprado los terrenos a los avasalladores.
La ASPPA se convirtió en una guía para que los productores puedan enfrentar estos problemas con el respaldo de una organización y no de manera individual . Su mayor logro fue permitir el avance del trámite de desalojo, aunque el propietario afectado no hubiera terminado con el proceso de saneamiento.
"Con el INRA logramos agilizar el proceso. No importa en qué estado esté el saneamiento de la propiedad, se debía resolver el tema de avasallamiento”, precisó la representante.
Uno de los argumentos para restituir el derecho propietario fue cuestionar las motivaciones para una toma ilegal de terrenos. "Si las personas necesitan tierras para trabajar, ¿porqué están tomando terrenos productivos? Si quieren tierras para trabajar, ¿porqué no piden tierras fiscales”, subrayó.
Producto de este trabajo conjunto, hace pocos días se logró el desalojo del predio denominado El Limoncito y la detención de 30 personas de las cuales 23 fueron imputadas formalmente acusadas por destrucción de la propiedad privada, asociación delictuosa, daño al Estado.
Jaime Parada, otro propietario, dijo que en la medida que el sector productivo tenga seguridad jurídica podrán ayudar al Gobierno a cumplir con el objetivo de dar seguridad alimentaria para el 2025. Las tomas se producen en diferentes regiones de Santa Cruz: Guarayos, Pailón Sur, el Norte Integrado, La Bélgica, Urubo, Terebinto; zonas ricas en agropecuaria, ganadería, producción de leche y que ya están en fase de producción.
Se debe denunciar
Sugerencia La ASPPA recomienda a los propietarios de predios tomados denunciar el hecho a la Fiscalía, al INRA; y especialmente a la ABT. Esta última entidad debe cuantificar qué área fue desmontada, quemada por los loteadores y que no son atribuibles al productor.
Riesgo De no presentar la denuncia es pasible del proceso administrativo de la ABT, pagar por el desmonte y esto no lo exime de que su tierra sea revertida.
Norma La Ley Contra el Avasallamiento y Tráfico de Tierras ayudó a disminuir las tomas al sancionar esta actividad ilícita con la cárcel.
Vice garantiza la propiedad privada
El vicepresidente Álvaro García Linera garantizó la seguridad jurídica de los predios para asegurar la producción, y dijo que no son necesarios los avasallamientos porque el INRA puede distribuir tierras.
"La propiedad privada y la seguridad productiva están garantizadas. Está en la Constitución, en la ley y la estamos cumpliendo”, declaró la autoridad en una entrevista en la red ATB.
Bolivia tiene 3,8 millones de hectáreas y las áreas afectadas por invasiones o avasallamientos ilegales no superan las 200 mil hectáreas. "Pero, evidentemente, eso es un crimen y es un delito, y lo estamos combatiendo”, agregó.
Según datos de la autoridad hubo 140 denuncias de tomas y en cerca de 90 de ellas se procedió con el desalojo con orden de juez y presencia policial. "Nos faltan 50 por delante y vamos a sacar a los avasalladores por la fuerza y amparados por la ley”, aseguró.
Explicó que no se justifica que en Bolivia existan avasallamientos porque el Estado tiene cerca de seis millones de hectáreas para distribuir.
Para sectores campesinos e interculturales se dotarán 17 millones de hectáreas; para comunidades indígenas de tierras bajas y altas hay 24 millones de hectáreas que suman 41 millones de hectáreas. Para los empresarios quedan seis millones de hectáreas.
Dueños afectados pierden su inversión y quedan endeudados
Los propietarios de predios avasallados llegan a perder la inversión realizada en las tierras, su producción agrícola, quedan endeudados y dejan de ser sujetos de crédito, como parte de los inconvenientes que llegan a enfrentar.
"Producir una hectárea de soya demanda 500 dólares, con la posibilidad de sacar dos toneladas por hectárea y obtener un ingreso de 800 dólares. Si los avasalladores entran el momento de cosechar, el productor perderá su inversión y la venta”, sostuvo el presidente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), José Luis Landivar.
Para emprender su actividad, el productor se presta dinero, pero si su tierra es avasallada ya no tiene los medios para devolver el dinero al banco.
Jaime Parada, el propietario de un predio agrícola, además señaló que si un propietario sufre la toma de sus terrenos queda con un estigma. " Los bancos ven que estamos con problemas y ya no somos sujetos de crédito hasta no salir de ésta condición”, dijo.
En el predio La Sama, la propietaria Beatriz Leigue invirtió 70.000 dólares para adecuar el terreno. Luego compró con un crédito 350 cabezas de ganado para el engorde intensivo. Tras el avasallamiento perdió toda la inversión realizada.
En el Limoncito, los avasalladores tomaron una parte del terreno y en la otra colocaron estacas de metal que destrozaron las cosechadoras que eran alquiladas. Por esta razón, los proveedores de la maquinaria ya no quieren prestar el servicio.
Asimismo, en Guarayos una propiedad dedicada a la ganadería se quedó sin los terrenos suficientes para alimentar a sus animales y terminaron vendiendo las vaquillas.
Las tomas se intensificaron desde 2012.// Página Siete (BO)
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