Las aguas más contaminadas de la minería están en la mina San José (Oruro)

Las aguas de la mina San José son extremadamente ácidas –tienen un pH de 1,0 a 1,2, una fuerte concentración de metales pesados y una elevada acumulación de sedimentos totales– en comparación con las aguas de los drenajes de otras explotaciones mineras. Un grupo de investigadores universitarios logró recuperar para aguas de la mina Japo para emplearlas en riego de hortalizas, pero fracasó en ese intento con las aguas de San José, ubicada en plena ciudad de Oruro.

Juan Carlos Montoya coordinó el estudio “Sistema de tratamiento de las aguas ácidas de la mina Japo y San José, a través del proceso de cementación, neutralización con lixiviados orgánicos y drenes anóxicos con fines de riego”, con la idea de recuperar las aguas de copagira para destinadas a la actividad agrícola de las zonas mineras.

“Hemos hecho pruebas de laboratorio, ahora tenemos que trabajar en (construir el) prototipo, después podemos hacer una planta piloto. Es necesario tratar estas aguas, estamos hablando de 17 litros por segundo que se vierten en San José, y ahora está pasando por toda la ciudad de Oruro y está contaminando el lago Poopó”, explica Montoya.

El tratamiento a la copagira de San José consistió en un proceso de cementación, incorporando chatarra de hierro al líquido, lo que hizo subir el pH a 1,5 a 2,5. El siguiente paso fue procesar el elemento con lixiviados orgánicos, para lo cual se elaboró compost (con base en estiércol de llama, ovino y residuos verdes), y el pH de lagua volvió a subir hasta más o menos 3,5. El último tratamiento se hizo con drenes de arcilla (ladrillo molido) que hizo de filtro para el líquido. Aunque la meta era llegar a un pH de 6,5, con este último tratamiento sólo bordeó 4,5.

Minería y contaminación en BoliviaOtro tratamiento consistió en analizar la conductividad eléctrica. Montoya explicó que con este tratamiento el agua se neutralizó hasta tener 6,5 de pH, pero la medida de microSiemens/centímetro subió hasta 90000 cuando debería ser de 5000, eso muestra una concentración elevada de conductividad. Por último se trató el agua con bicarbonato de sodio y la acidez se neutralizó el 7,5, la conductividad seguía alta y sólo se redujo con un tratamiento de destilación. El resultado de este último proceso sí dio positivo en la ayuda a la germinación de semillas de cebolla, lechuga y quinua.

Para el caso de las aguas de la mina Japo, cuya acidez está entre 2,39 a 2,88, el proceso fue menos complejo porque se neutralizó solo con el tratamiento de cementación y el lixiviado orgánico, obteniendo así agua para riego sin mayores trámites.

“Hemos trabajando con las aguas más duras de Bolivia que serían las de San José, y con las aguas que normalmente se encuentran en las minas de Japo, Huanuni y otras, que son de 2,5 a 3,0 (en acidez), eso es relativamente tratables. Hasta ahora ningún tratamiento había tenido efectividad”, dijo Montoya.

El investigador considera que todavía se puede aplicar otro tipo de tratamientos químicos a las aguas de copagira, para obtener otros elementos susceptibles de ser comercializados en el mercado minero, y no necesariamente agua para riego. Montoya dice que se puede obtener cobre de las aguas de San José: “Para mí las aguas que se pueden tratar de San José o Japo no solo deben servir para remediar, es decir para riego o para devolver a su curso superficial (de agua de río), sino para ganar dinero; es que de otra manera no hay atractivo para ninguna institución (financiadora). En este caso el agua de San José tiene una concentración de elementos químicos relativamente altos, como también los sulfatos, cloruros, sodio, son altos”.

La investigación coordinada por Montoya se enmarcó en la convocatoria “Investigación de innovación productiva y tecnológica para el desarrollo del departamento de Oruro”, realizada por el PIEB y la Facultad de Ciencias Agrarias y Veterinarias de la Universidad Técnica de Oruro.// PIEB (BO)

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