Luis Espinal Camps (1932 - 1980): sacerdote jesuita

Luis Espinal Camps nació en un pueblo cerca de Manresa el 4 de febrero de 1932. A los 17 años ingresa en la Compañía de Jesús y se ordena sacerdote en 1962.

Llegó a Bolivia el 6 de agosto de 1968 donde se interiorizó rápidamente de la problemática y cultura de su país de adopción, identificándose con él al punto de adoptar la nacionalidad boliviana en 1970. Vivió una época agitada socialmente: guerrilla, golpes de estado, gobiernos dictatoriales, fugaces periodos democráticos, violencia.

En medio de la situación que vivía el país Lucho supo practicar el evangelio a través de la denuncia y la acción profética de injusticias y violencias, las más evidentes y también las más solapadas, supo hacerlo con valentía sin falsas prudencias, estando inmerso en el pueblo que luchaba por sus derechos.
Personajes bolivianosEl evangelio vivido con autenticidad es incómodo y amenazante, sobre todo para los poderosos, los que valoran más a las cosas que a las personas.

Es así que en 1980, la noche del 22 de marzo, fue secuestrado, llevado en un jeep, torturado en un matadero por cuatro horas y finalmente asesinado con 14 balazos, los asesinos le marcaron a culatazos una cruz amoratada en el pecho.

Así Lucho nos deja ejemplo de amor auténtico a Cristo y ,en sus propias palabras, de saber: "GASTAR LA VIDA".// Promo 80
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Luis Espinal

(Luis Espinal Camps, conocido también como Lucho Espinal; Sant Fruitós de Bages, Barcelona, España, 1932 - La Paz, 1980) Jesuita boliviano de origen español que destacó por su compromiso con los desfavorecidos y su actitud crítica frente a la alianza de la Iglesia católica con los sectores conservadores en el poder. Fue brutalmente asesinado por elementos paramilitares en 1980.
Personajes bolivianosÚltimo de cinco hermanos, a los 17 años terminó el bachillerato en Roquetas (Tarragona) e inmediatamente entró en el noviciado de la Compañía de Jesús en Veruela (Zaragoza). Entre 1953 y 1963 estudió literatura, filosofía y teología, y con 30 años se ordenó sacerdote. En 1962 fundó con otros estudiantes la revista Selecciones de Teología, de signo progresista. Tras seguir cursos complementarios de periodismo y audiovisuales en Bérgamo (Italia), la televisión española le encargó un espacio semanal sobre cuestiones religiosas de actualidad que se titularíaCuestión Urgente.

El programa se convirtió pronto en uno de los más vistos de la televisión española, ya que trataba abiertamente sobre toda clase de problemáticas sociales que la censura franquista solía acallar. Pronto, sin embargo, actuó la censura: sus sesiones fueran tan drásticamente recortadas que renunció a su contrato y, al ver que en España no podía continuar ejerciendo su profesión, aceptó en 1968 la oferta de un obispo boliviano que precisaba un profesor para la Universidad Católica de La Paz.

También en Bolivia tendría problemas con la censura: trabajó un año para la televisión estatal, produciendo el programa En carne viva, pero cuando se trató de conceder la palabra a los cabecillas de la guerrilla, su programa fue bloqueado. De estas experiencias surgirían sus reflexiones sobre la censura y especialmente sobre la autocensura, que "se sitúa a sí misma en la línea de la mentira moral, de la corrupción y de la cobardía." Contrario a todo acercamiento de la iglesia a los responsables de la opresión político-militar desplegada durante la dictadura de Hugo Banzer (1971-78) escribió: "Si la iglesia y los opresores se identifican de tal modo, uno se pregunta qué se ha hecho del evangelio, que fue predicado a los pobres y llevó a Jesucristo a la cruz".

Desafiando a la censura, Espinal expresaría estas ideas en los medios profesionales en que trabajó durante la década de los setenta: en el matutino Presencia (en el que fue crítico cinematográfico entre 1969 y 1979), en Radio Fides (desde 1971) y en el semanario Aquí, que dirigió desde 1979. Al mismo tiempo publicó diferentes libros divulgativos y ensayos sobre el cine y participó en los guiones de las películas El embrujo de mi tierra y Chuquiago. En 1976 fue además cofundador de la Asamblea de Derechos humanos. En 1977 participó en un ayuno político que por poco le cuesta la vida, pero que contribuyó a que, después de casi siete años de dictadura, se pudiera estructurar una oposición política que acabaría forzando la renuncia de Hugo Banzer. En esa huelga de hambre de casi tres semanas vivió día y noche al lado de las familias de los mineros.

Esta experiencia le penetró más profundamente que cualquier otra. Por primera vez en la vida se sintió como "un pequeño burgués intelectual útil al pueblo". Aunque desde 1970 gozaba de la ciudadanía boliviana, fue consciente de que en toda su vida no había pasado nunca el hambre real que atormenta al pueblo a diario y a la fuerza: "Me ha ayudado a comprender mejor al pueblo hambriento. El hambre es una experiencia de violencia, que nos permite entender la osadía y la ira de un pueblo. Quien la experimenta por sí mismo, advierte mejor la urgencia de trabajar por la justicia en el mundo".
Personajes bolivianosCuando en diciembre de 1979 campesinos del altiplano, reclamando precios más justos, mejores condiciones de vida y educación y atención médica, bloquearon la carretera entre La Paz y Oruro, los medios de comunicación los acusaron de vulnerar los derechos humanos al retener en lugares apartados a familias con niños pequeños. Espinal aprovechó esta ocasión para llamar la atención sobre el abandono general de los derechos e intereses de la población rural.

Este proceso de solidaridad progresiva e identificación con el pueblo sencillo terminó contra su voluntad. En último término, no compartió tan sólo el destino de los más pobres, sino también el de cuantos son directamente eliminados. Detenido por elementos paramilitares y torturado, fue asesinado el 21 de marzo de 1980. De su libro Religión es una famosa cita que resume la exigencia ética que le costó la vida: "quien no tiene la valentía de hablar por los hombres, tampoco tiene el derecho de hablar de Dios".// Biografías y Vidas.com
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Luis Espinal, como Jesús, fue “caminando hacia la muerte”

Ejemplo de coherencia entre pensamiento, discurso y acción, incluso al costo de la vida misma, así es Luis Espinal Camps para Eduardo Pérez Iribarne, y por eso le compara con Jesús.

Pérez, director del grupo mediático  Fides y padre jesuita como Espinal, llegó ayer a Cochabamba para presentar “Lucho San Pueblo”, película que retrata la “pasión, muerte y resurrección” del sacerdote, periodista, cineasta y luchador social, brutalmente asesinado por las dictaduras hace 30 años.

El filme, un documental de hora y media de duración, se exhibe comercialmente desde hoy en el Cine Center (Av. Oquendo y Ramón Rivero), por una semana y en diferentes horarios.

“Con la película queremos dar el mensaje de que (la frase) ‘hasta las últimas consecuencias’ no sea un discurso. Luis Espinal dijo ‘hasta las últimas consecuencias’ y hubo últimas consecuencias. Él sufrió seis horas de martirio, eso está en la película, ése es el mensaje”, dijo ayer el director de la cinta, en conferencia de prensa.

Pérez, español, que como Espinal llegó al país en 1968 y luego adoptó la nacionalidad boliviana, destacó las similitudes entre el personaje de su filme, en el que se encontrará “dolor, compromiso, verdad y radicalidad”, y la figura de Jesús.

“Como el Señor Jesús, él (Espinal) fue caminando hacia la muerte a paso de parada, conscientemente. Él escribió que de nada servían los mártires, los muertos, que tenían que haber luchadores vivos; pero él fue a la muerte”, sostuvo el realizador.

Para su documental, producido en casi 9 meses y con 11.200 dólares, Pérez acudió a una serie de personalidades de la cultura y la política, como Carlos Mesa, Xavier Albó, Antonio Eguino, Paolo Agazzi, Pedro Susz, Iván Canelas y Domitila Chungara, esta última la mujer minera que junto a Espinal compartió la huelga de hambre en contra de la dictadura de Hugo Banzer  en 1977, protesta determinante para el retorno de la democracia.

“El director resalta el sacrificio humano de Espinal. Los que intervienen resaltan quiénes lo asesinaron, otros su vocación cinematográfica, otros su dirección del semanario Aquí”, señaló Pérez, que fue “amigo pero no seguidor” del malogrado religioso eliminado por sus críticas al poder.

Justamente fue la amistad la que impulsó al director de Fides a producir el documental, en el que se le escucha como radialista relatando, conmovido, el entierro del cuerpo de su colega sacerdote, encontrado con múltiples orificios de bala y señales de tortura, en marzo de 1980.

“Treinta años después he querido rendir un tributo, de jesuita a jesuita, de Eduardo a Lucho. La amistad lleva a la lealtad. Yo tenía una deuda con él y esa deuda me la he sacado (con la película)”, manifestó.

Descartando una mirada objetiva sobre Espinal -“yo no creo en la objetividad, podrían haber mejores miradas que la mía”- indicó que el proyecto nació como “un documental de 20 minutos”, pero que la película le fue “ganando y comiendo”, puesto que implicó un trabajo “de noche, de madrugada y hasta domingos”.

DE ACUERDO “Completamente” respondió Pérez, consultado sobre si coincidía con las duras críticas que Espinal hacía a la Iglesia católica, a la que acusaba de estar en ocasiones “más cerca del poder que del pueblo”.

El director aseveró además que “Lucho San Pueblo” se efectuó como “si se hubieran seguido las recetas de Espinal”, quien propugnaba un cine concientizador y movilizador del espectador. Pérez destacó por otro lado la participación del actor Wálter Gómez en el filme, en el papel de Espinal en una dramatización del asesinato de éste.

LUCHO Espinal (España, 1932) se dedicó a la crítica y producción cinematográfica, a la televisión, a la radio y la prensa. En La Paz, colaboró en radio Fides, en los periódicos Presencia y Última Hora; produjo varios cortometrajes, formó parte de la productora cinematográfica Ukamau; fue profesor de Comunicación Social y desde 1979 dirigió el semanario Aquí. Además de miles de críticas cinematográficas, escribió 12 libros de cine, que han sido publicados en la colección “Cuadernos de cine”, de la editorial Don Bosco.



El director.
Documentalista
Eduardo Pérez Iribarne (España, 1944), se nacionalizó boliviano en los 80. Es sacerdote  jesuita y director del grupo Fides. Ha producido también los documentales “Nace un campeón” (2007 y sobre el ciclista Óscar Soliz) y “La ciudad de los milagros” (2009 y sobre las campañas navideñas de Fides). Pérez anunció que “Lucho San Pueblo” será su
última película.
Horarios
La cinta en Cochabamba se proyecta hoy en los horarios de: 11:00/ 13:00/ 15:00/ 17:00/ 19:00/ 21:00/ 23:00 horas. El documental se exhibe igualmente en Santa Cruz, La Paz y próximamente llegará a Sucre y Potosí.
Audios
El productor de la cinta, Rafael Mendieta,señaló que para el filme se compiló  material histórico, como el audio con la voz de Espinal, cuando fue director  adjunto de radio Fides y relató el golpe militar de Hugo Banzer en catalán.  En el filme participan igualmente los periodistas Fredy Morales y Zulema Alanes, quienes eran reporteros de radio Fides.
“La ley antirracista es una maravilla”
Espinal destacó como periodista, muy crítico del poder y sus medios. Por ello es que, en la conferencia de prensa de Pérez, los comunicadores aprovecharon para consultarle su opinión sobre qué hubiera dicho Espinal, de estar vivo, sobre la Ley contra el Racismo que promueve el Gobierno. Pérez dijo que Espinal no sólo hubiera sido crítico con la normativa, sino con el Gobierno, con la oposición, con los medios y hasta con “Fides y el padre Pérez”. Para el director de Fides, en el país sigue vigente la libertad de expresión, incluso con la regulación gubernamental, a la que calificó como “una maravilla, extraordinariamente oportuna y positiva”. Dijo, sin embargo, no estar de acuerdo con la punición que establece la normativa, pero que espera que en el proceso de reglamentación de la misma “se imponga la sensatez, el equilibrio boliviano, la negociación del ‘yapame pues’ o ‘rebajame pues”. Y, en la línea de Espinal, fue crítico: “Hemos bajado la calidad profesional del periodismo en los últimos 20 años. A cambio de ser más amarillistas, más políticos, y eso no está bien. Creo que nos están aplicando nuestra propia medicina. De repente la libertad de expresión es también un negocio de los empresarios”, sostuvo.
Vía: Opinión
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