Democracia 2.0

Hosni Mobarak, ex presidente de Egipto. A las 18.00 horas del viernes 11 de febrero (las 12 del mediodía en Bolivia), Muhammad Hosni Sayyid Mubarak tuvo que abandonar el poder omnímodo que había detentado en Egipto desde octubre de 1981. Durante 18 días miles de jóvenes tomaron las calles céntricas de la ciudad de El Cairo y se concentraron en la emblemática Plaza de la Liberación hasta que forzaron al dictador a renunciar.

Menos de un mes antes, el 14 de enero en Túnez, otro dictador cayó obligado por el clamor popular. Zine El Abidine Ben Ali, que había gobernado desde noviembre de 1987, sucumbió ante las movilizaciones callejeras en demanda de mejoras económicas y apertura democrática.

El rasgo común de ambos acontecimientos no sólo está en los levantamientos ciudadanos que echaron por tierra las dictaduras corruptas y autocráticas, sino en los métodos empleados por los protagonistas de las epopeyas.

Fueron principalmente los jóvenes quienes tomaron la responsabilidad de refundar la democracia y para ello hicieron uso de las nuevas tecnologías de información y comunicación.

Las redes sociales, principalmente Facebook y Twitter, se convirtieron en los espacios de encuentro, debate, organización y movilización política que permitieron a miles de personas descubrir sus similares angustias y diseñar mecanismos eficaces de lucha para terminar con los absolutismos. Lo que en otras épocas hubiera durado meses o años de contactos, reuniones y acuerdos, gracias a la internet se realizó en unos pocos días.

No cabe duda que ésta es una verdadera revolución. La política y su manera de gestarla no serán las mismas después de Egipto. No es que antes no hubiéramos asistido a fenómenos sociales precursores, como las movilizaciones españolas después de los terroríficos bombazos en Atocha o la campaña de Barack Obama a la presidencia de Estados Unidos, pero lo que hemos visto ahora es a las redes sociales como PROTAGONISTAS de la movilización ciudadana, es decir como el factor esencial de las mismas y no solamente como un elemento accesorio.

En Túnez y en Egipto no fue un partido político, ni siquiera unos “movimientos sociales” (al estilo tradicional), tampoco sindicatos o grupos de élite o de poder los que dirigieron la insurrección ni las movilizaciones. Fueron miles de ciberactivistas, de los cuales los más visibles fueron los miembros del grupo “Juventud 06 de abril” con Amal Sharaf a la cabeza y con la asistencia legal de Ahmed Seif del Hisman Mubarak Law Center de El Cairo.

La internet se ha demostrado como el mayor instrumento de una democracia global que nos permite avizorar un futuro de participación, inclusión e igualdad nunca antes conocido por la humanidad.

Ricardo Paz Ballivián
es sociólogo y constitucionalista.

La Razón

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