Gobiernos del mundo árabe, en peligro

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Mubarak, con 30 años de poder a sus espaldas, no soportó la presión de millones de egipcios que por 18 días le habían dicho de todas las maneras que ya no lo querían más en el poder.

Lo mismo le había pasado a otro 'dinosaurio' igual que Mubarak: el tunecino Zine el-Abidine Ben Ali, que semanas antes también tuvo que abandonar su país y refugiarse en Arabia Saudí bajo la protección del rey Abdalá, que ha temblado con estas tormentas políticas del mundo árabe.

El rey Abdalá, que es otro de los grandes aliados estadounidenses en la región, llegó a desafiar en un momento a EE. UU. al decir que si dejaban de apoyar económicamente a Egipto y a su ejército, él correría con los gastos. Apoyó a Mubarak hasta el final. ¿Y cómo no hacerlo? Arabia Saudita es uno de los países árabes donde una familia ha gobernado por décadas y donde pocas libertades existen para aquellos que no están en el poder.

El gran ejemplo de esta debilidad, es que hace sólo un par de días se aprobó la creación del primer partido político en Arabia Saudí, y en Jedah, la segunda ciudad del país, ha habido pequeños brotes de protesta. Los motivos han sido laborales, pero el régimen ha salido al quite de inmediato y ha pedido todo tipo de mejoras.

Lo mismo ha hecho el otro gran aliado estadounidense en la zona, el rey Abdulá de Jordania, que hizo reformas políticas antes de que creciera la ola de descontento que se dio en su país a comienzos del año. En Jordania, los opositores dicen que no quieren la cabeza del Rey pero sí quieren un país más inclusivo.

No piensan lo mismo en Yemen, donde miles de personas han pedido la cabeza de su presidente Alí Abdullah Saleh, otro aliado de Occidente y acusado de despotismo como los mandatarios egipcio y tunecino.

Saleh, que sabe que el gobierno está en la cuerda floja, salió hace días al quite al decir que no presentaría su nombre a la reelección en 2013, ni tampoco su hijo. Pensó que con esta medida iba a callar a sus opositores. No fue así y siguen protestando.

Libia es otro país que podría llegar a tambalear en un futuro próximo. Al fin y al cabo, tiene uno de los niveles de desempleo más altos de todo el mundo árabe. Sin embargo, hay varios factores que impiden conocer qué tan probable sería un alzamiento en los próximos meses.

Para empezar, su líder Omar Gadafi es considerado casi un Dios por muchos de sus ciudadanos. Segundo, ha tomado las medidas necesarias para impedir cualquier movimiento de protesta. Hace pocas semanas abolió el impuesto sobre alimentos como el aceite, azúcar, papas, arroz, entre otros.

Otro de los líderes que parece no tener que temer por ahora, así su régimen sea tan duro que cualquiera podría pensar que puede caer en las próximas semanas, es Bashar Al-Asad, el presidente sirio. El ejemplo es que hace un par de semanas se convocó una marcha de protesta a la que sólo se atrevieron a aparecer unos cuantos. Esto se debe, en parte, a que Siria es uno de los regímenes más fuertes de la región con un servicio secreto que lo controla casi todo.

A esto se suma que Siria es diferente a muchos de los otros países árabes. Esto se debe que no ha caído en las redes de ser amigo de EE. UU., ni tampoco de Israel, como muchos otros.

En Irán vuelven las protestas

Dicen los jóvenes iraníes que ellos fueron los que sembraron la semilla del desencanto en los jóvenes árabes con el movimiento verde que salió a las calles para protestar por el resultado de las elecciones presidenciales en el 2009. Que ellos, con su Facebook y Twiter, lograron movilizar al mundo entero para que apoyaran su lucha.

Pero el movimiento había prácticamente desaparecido después de que el gobierno islámico logró sacarlos de las calles con fuertes medidas policiales y miles de detenidos. Desde diciembre del 2009 no habían vuelto a la calle. Pero ayer, sorpresivamente, varios miles de personas siguieron el llamado de los líderes opositores para salir a la calle a mostrar su apoyo a los egipcios y tunecinos.

A pesar de la represión de las fuerzas de seguridad que intentaron por todos los medios detenerlos, miles de personas que luchan por que se hagan reformas en la República Islámica volvieron a tomar un respiro. "Después de hoy volvemos a tener ilusiones", dijo Mehdi de 62 años, que salió a la calle junto con su hija universitaria.

El Día

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