El habla popular de Santa Cruz se mantiene... pero expertos ven que la 'y' es sustituida por la 'll'

El habla popular del cruceño está plagado de lenguas nativas indígenas. “Hablamos más palabras nativas de la que nos damos cuenta", afirma la historiadora Paula Peña.

Es que la pronunciación popular cruceña es la mezcla de varios idiomas: por un lado, el castellano, la lengua franca  que es la más importante y posteriomente con elementos de  lenguas nativas, tales como el guaraní, el mojeño, el chiquitano gorgotochi, el chane y otras variedades de lenguas que fueron ayudando a la formación de nuestra habla popular, que aún está vigente pese al desarrollo de la sociedad.

La dinámica cambia algunos términos. Si bien palabras como guapurú, güembé, tapeque, tapera, Jenecherú, Piraí, Camiri, pitaí, Boyuibe, Charagua, Guabirá, Parapetí, surubí, Tacuara, Tacuarembó, Guaracachi, tajibo, Urubichá; Patujú, Pauro, popechi, Surutú, tacú son parte del habla popular del cruceño. De un tiempo a esta parte, esta también ha sufrido algunas transformaciones propias de la dinámica del lenguaje, un ejemplo de ello es la sustitución de la letra "LL" por la "Y", aunque esto no alarma a expertos en historia y habla popular que afirman que estas acciones son parte de la globalización y de "malas imitaciones del extranjero".

De acuerdo con el historiador Carlos Cirvián "El habla popular ha tenido modificaciones 'lógicas' en cuanto a muchos de los vocablos que se usaban en Santa Cruz antes de la modernidad"

Pese a ello, el experto destaca que la forma de hablar se ha mantenido tal es el caso de la no pronunciación de las "S" y el acento. "Estamos más integrados a la globalización del mundo y a los medios de comunicación del mundo, pero aún así somos una comunidad que tiene en su vocabulario menos palabras que otros vecinos que hablan el mismo idioma", destaca el experto.

De acuerdo con Rubén Poma, un conocedor de la identidad cruceña gracias a sus programas de reportajes de Santa Cruz, Jenecherú, la parte lingüística es una muestra de cómo el pueblo se empodera de elementos de otras culturas, asumiendo finalmente algunas de ellas como propias.

Con las palabras se van las costumbres y la identidad. Según sostiene, el desuso de palabras nativas o costumbristas se dan por "Esa apertura a la novedad que apasiona al cruceño" así como también porque gran porcentaje de los vivientes tienen padres oriundos de otros lares. A su criterio, el desuso de los utensilios y situaciones que se presentaban y que hoy han sido reemplazados.  citando como ejemplo que "la cocina eléctrica o de gas dio fin a la hornalla y al jenecherú; la incubadora y la técnica avícola al jisunú; el cucharón al jometoto; el ropero a la cacha y la bolsa de nylon o de plástico al quiboro, al jasayé y el Panacú", sostiene.

Para complementar el experto afirma que: "La identidad es un elemento de la realidad subjetiva y como tal es resultado de las interrelaciones de los pueblos. Es decir, que la identidad no es un atributo “natural”, sino creado por el hombre", finalizó.

"La formación no debe influir en nuestra identidad".  Si bien el profesor  Darwin Pinto, quien ha realizado estudios sobre el habla popular cruceña, esta situación se da porque "Los profesionales adquieren un bagaje de conocimientos técnicos de un lenguaje más profesional, esto no debe influir para que mantengamos el habla popular que caracteriza al cruceño. El hecho de que nosotros los profesionales o cualquier persona tenga un poco de conocimiento más coloquial, más científico, más formal no debemos evitar usar ese lenguaje en la casa, en el barrio o con el vecino", manifiesta. ”Para mí es una forma de ignorancia querer imitar o reemplazar nuestras palabras y modismos populares", expresa.

"El habla popular es el alma de los pueblos, es parte profunda de la identidad de los pueblos. No debemos dejar ni cambiar  nuestra lengua popular, sino enriquecerla y reforzarla. Hay que hacer políticas lingüísticas a nivel regional municipal y departamental", sostiene.

Los padres y maestros,  los medios con un gran reto. Coincide con el general Lucio Áñez quien es también profesor de Historia. A su criterio, el preservar el habla popular es una tarea pendiente para las autoridades ya que si bien no ha desaparecido, se debe evitar el riesgo "Nosotros deberíamos mantener ese habla imitamos e imitamos mal o exageramos. Creo que deberíamos volver a nuestras raíces la necesitamos para afianzar nuestra propia identidad y nuestra cultura y el respeto a la gente", afirma.

En ese sentido destaca el rol de los padres para ayudar a fortalecer la  formación de las futuras generaciones.

A su vez, Carlos Cirvián destacó el rol que deben ejercer no solo los padres y maestros, sino también los medios de comunicación, principalmente de la radio y la televisión, pues de un tiempo a esta parte han optado por imitar modismos y  acentos de otros países  "Creo que hay un desfase en algunos medios de comunicación que ocupan no sé por qué razón un vocabulario ajeno al medio. También hay pocos hábitos de lectura en nuestros jóvenes  y eso es muy importante para que no sucedan este tipo de situaciones", refirió.

Los medios deben dar el  ejemplo

EXPERTOS CRITICAN QUE DE UN TIEMPO A ESTA PARTE ALGUNOS MEDIOS IMITEN ACENTOS EXTRANJEROS SU ROL ES TAMBIÉN FUNDAMENTAL EN LA PRESERVACIÓN DE NUESTRA IDENTIDAD.

Destacan el rol de los padres

PARA LA PRESERVACIÓN O DESUSO DE TÉRMINOS COSTUMBRISTAS CARACTERÍSTICOS DEL CRUCEÑO, ADEMÁS DE LOS EDUCADORES.

El habla popular es el alma de los pueblos, es parte profunda de nuestra identidad. No hay por qué cambiarla, sino  enriquecerla y reforzarla con políticas lingüísticas a nivel regional, municipal y departamental.

DARWIN PINTO

PROFESOR

"El habla popular del cruceño está plagado de lenguas nativas indígenas. Hablamos más palabras nativas  y costumbristas de la que nos damos cuenta".

PAULA PEÑA

HISTORIADORA

Nuestra juventud está imitando cuando debería mantener su esencia. Se necesita volver a nuestras raíces para afianzar nuestra  propia identidad y nuestra cultura.

LUCIO ÁÑEZ

PROFESOR DE HISTORIA

VOCABULARIO

JARICHI: Trenza con que se atan las mujeres el cabello que llevan largo.

CEREBÓ. Pegajoso, meloso, untuoso. Dábase el nombre de “Barrio Cerebó” al sector de la ciudad en donde se vendía azúcar y sus derivados.

PUJUSÓ: Estado de una cosa, principalmente de la ropa por la invasión de moho, a consecuencia de la humedad del ambiente.

PUGUILLA. Jovencito, mozuelo que empieza con las andanzas propias de la edad y hace ostentación de ellas.

TOREAO. Dícese del café preparado sin destilar y a la ligera.

ACOPAIBAO. Dícese del individuo torpe, lelo, o de raciocinio tardío o desmañado.

JISUNÚ. Antiguamente, algo que se ponía en el nido para provocar la postura de huevos de la gallina y, por extensión, pequeño capital para iniciar un negocio.

QUIBORO. Tejido de hoja palmera Cusi.

TAMBULENGUE. Que por debilidad enfermiza o postración senil camina con dificultad.

POPECHI. Es la persona que tiene seis dedos ya sea en las manos o en los pies.

TABABÉ. Torcido, chueco. Dícese del individuo que tiene este defecto físico.

PANACÚ. Canasto. Propiamente, cesto hecho de juncos sólidos y firmes que cargan los indios guarayos a la espalda a modo de mochila y en el que llevan sus provisiones y enseres más inmediatamente necesarios.

JOMETOTO. Palo labrado, largo y angosto, que se utiliza en la cocina para batir las ollas en donde se cuecen alimentos densos o espesos.// El Día

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