En 11 meses se conformaron 263 pandillas, ya suman 700 en el país

En sólo 11 meses, el número de pandillas en Bolivia se incrementó en 60,1%. De las 437 registradas en 2010, la cifra a noviembre de 2011 aumentó hasta llegar a 700, es decir que se crearon 263, informó el viceministro de Seguridad Ciudadana, coronel Miguel Vásquez.

Los 700 grupos figuran en los registros de la fuerza anticrimen de los nueve departamentos y en esta lista sólo figuran los que realizan algún tipo de actividad delictiva. Vásquez dijo que el aumento de grupos de jóvenes que se dedican a la delincuencia es mayor en La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz.

“Hasta fines del año pasado hemos informado en Santa Cruz de que el número de pandillas era de 437, este año esta cantidad ha aumentado de manera preocupante. Se está generando la sensación de inseguridad, principalmente en las capitales del departamento”, enfatizó la autoridad.

De acuerdo con el informe proporcionado por el Viceministerio de Seguridad Ciudadana, La Paz encabeza la lista con 238 pandillas juveniles, continúa Santa Cruz con 180 grupos, Cochabamba con 77 y Potosí con 40. El único departamento que no registra ni una pandilla juvenil delictiva es Beni (ver infografía).

En La Paz, 221 grupos juveniles delictivos están en la zona central, en la zona Sur hay 35 y en El Alto, 72.
En Santa Cruz ocurre algo similar: en la zona central existen 88 pandillas, en Pampa de la Isla, 20; en Tusequis, 19; en Los Lotes, 16; en el Plan Tres mil, 14; en Villa 1° de Mayo, nueve, y en Yapacaní, cuatro.
En Cochabamba la mayor cantidad de agrupaciones que incursionan en actividades delincuenciales está en Quillacollo, 32; después se halla la zona central de Cercado, 29; Sacaba, 11; Punata, 4, y Cliza, 1. En Potosí, en la zona central hay 25; en Villazón, 11, y en Tupiza, cuatro.
En Tarija, en la zona central existen 17  pandillas, y en Yacuiba, 1.
En Oruro, Chuquisaca y Pando, estos grupos  se concentran en la zona central de la capital departamental.
Los datos oficiales no dan cuenta de qué tipo de delitos cometen jóvenes y adolescentes.

En 2010, las 437 pandillas detectadas contaban con 11.000 integrantes, cuyas edades oscilaban entre los 10 y 35 años.  El informe de 2011, divulgado ayer, no establece cuántos adolescentes y jóvenes han sido reclutados por estas agrupaciones.

CAUSAS. Según Vásquez, este brote incontrolado de pandillas juveniles se debe al menos a cuatro factores: la escasez de valores cultivados dentro de las familias, el abandono del grupo familiar por el padre o la madre, la emigración de los padres de familia que dejan a sus hijos al cuidado de abuelos, tíos y otros parientes de segundo y tercer grado, y a la alta tasa de divorcios.

Todos estos factores serán abordados en un programa denominado Jóvenes en Conflicto con la Ley, que es trabajado por esa repartición gubernamental, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y organizaciones no gubernamentales.                                                           

Para evitar que más actos delincuenciales se registren, el viceministro indicó que “se está haciendo un importante esfuerzo entre el Ministerio de Gobierno y la Cooperación Internacional” en la formulación de un plan.

‘El Texas’, el terror de Achacachi

En julio de este año, en Achacachi se conoció de la existencia de una pandilla que cometía delitos y tenía aterrado al pueblo hace cinco años. Estaba compuesta por 15 miembros, algunos menores de edad y oriundos del lugar. Contra ellos pesaban denuncias por robo a los comunarios, robo a domicilios, reclutamiento forzoso de adolescentes. El Texas, preso en San Pedro, lideraba el grupo.

Viceministerio trabaja en un programa de rehabilitación

El viceministro de Seguridad Ciudadana, coronel Miguel Vásquez, informó ayer de que el pilar central del Plan Adolescentes en Conflicto con la Ley, que trabaja junto con el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y organizaciones no gubernamentales (ONG), es la rehabilitación.

“No es justo que gente joven esté cumpliendo sanciones penales en las cárceles. Porque las cárceles son universidades del delito donde, lejos de recuperarlo, el joven sale con una maestría en delincuencia”, dijo y destacó la puesta en funcionamiento de la exgranja de Los Espejos, en Santa Cruz, y el centro de rehabilitación juvenil Calahuma, en La Paz.// La Razón

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