Thomas N’Kono: ‘Jugué en Bolívar por casualidad’ entre 1995 y 1997

A veces no importa la edad si uno está joven de la cabeza, si uno está motivado y aspirar a cosas grandes. Es cuestión de mentalizarse”, dice Thomas N’Kono, aquel histórico guardameta de Camerún que antes de retirarse definitivamente del fútbol tuvo casi tres temporadas estupendas como guardameta de Bolívar, a pesar de que entonces ya había superado la barrera de los 40 años.

Cuando ya estaba decidido que no jugaría más, volvió a las canchas “por casualidad”. Y es que vino a Bolivia acompañando a un nigeriano, el delantero Festus Agu, que la Academia pretendía fichar. Al que contrató finalmente Bolívar fue al golero, y en esos pocos años —entre 1995 y 1997— que estuvo en el país se convirtió en uno de los mejores y más carismáticos cuidadores del pórtico celeste.

Jugadores de fútbolDesde entonces, cuando se marchó y no jugó más, han transcurrido ya casi 12 años, aunque él no se olvida.“Cuando escucho la palabra Bolivia me acuerdo de inmediato de una parte importante de mi vida, porque fue allí donde se dio el epílogo de mi carrera deportiva. En Bolivia descubrí a mucha gente con un gran corazón, que me acogió con los brazos abiertos; y la verdad es que fue una etapa muy bonita de mi vida”, dice N’Kono, radicado en Barcelona y desde hace rato entrenador de arqueros del Espanyol.

Thomas llegó a Bolivia aquella vez con un perfil bajo, a pesar de que ya era una leyenda del fútbol internacional, con tres mundiales disputados, con la Copa Africana ganada defendiendo la camiseta de su selección y habiendo sido una de las grandes figuras del fútbol en el continente africano.

“La verdad —cuenta sobre su incorporación a Bolívar— fue una casualidad. Yo hablaba inglés y el chico (Agu) no, entonces casi fui de traductor y para simplemente acompañarlo. Creo que a la semana ya estaba aburrido, porque no hacía nada, entonces Antonio (López Habas, quien era el técnico de Bolívar) me dijo que me entrenara, así lo hice, todos vieron que podía y don Mario Mercado, que en paz descanse, me vio y me anunció que me quería contratar. Se dio y volví a jugar sin pensarlo”.

En 1995, cuando el titular era Mauricio Soria, N’Kono jugó diez partidos de la Liga. En 1996 se adueñó del arco celeste y en 1997 hizo lo mismo. En estos dos últimos años ganó dos títulos nacionales con la Academia, que fueron los últimos de su carrera como futbolista.

N’Kono tenía una característica. Siempre utilizaba un buzo deportivo cuando se entrenaba o jugaba partidos oficiales. Ya sea en calor o en frío, lloviera o no, no se lo quitaba. “Me ofrecieron mucho dinero por usar un pantalón corto de una marca deportiva, pero la rechacé”.

En su carrera llegó a ser un guardameta casi perfecto, tanto en las jugadas por alto como a ras del suelo. Además tenía impresionantes atajadas y uno de sus sellos era su saque largo con los brazos, como perfectos pases a los delanteros.

“Aquí, en el Espanyol, también aprendí a parar los balones aéreos con una sola mano, que era riesgoso porque el balón se podía ir, sin embargo dominaba la técnica. Y en cuanto al pantalón corto, no me lo ponía ni en las prácticas”.

En su paso por Bolívar al comienzo le costó adaptarse a la altura y a la comida. Además —admite— estaba solo, sin su familia, y eso a veces le consumía. Sin embargo, lo llenó el cariño que le brindó la gente.

“Uno se da cuenta de que no necesariamente se tiene que ser joven para triunfar. Yo estaba retirado, pero como dije, el cariño de la gente, el apoyo del equipo, hizo que me sintiera bien. Recuerdo los partidos de la Liga, los clásicos que le ganamos a The Strongest, las finales con Oriente Petrolero, los partidos de la Libertadores. Fueron momentos de mi vida muy bonitos, por eso siempre hago una buena imagen de Bolivia”.

Algunos de sus principales compañeros en esas tres temporadas como jugador de la Academia fueron: Mauricio Soria, Milton Melgar, Vladimir Soria, Julio Baldivieso, Miguel Rimba, Carlos Borja, Luis Cristaldo y Marco Antonio Sandy.

Justamente con Sandy fue con quien, tras marcharse, tenía mayor contacto. Hasta que con el transcurrir de los años ya no fue lo mismo.

“Actualmente no sé casi nada de Bolivia. Sé muy poco, porque hasta perdí el contacto con Sandy y lo último que me enteré es que Mauricio Soria se hizo técnico. Me alegra por él y espero que le vaya bien”.

Hace diez años que Thomas N’Kono es el entrenador de arqueros del primer plantel del Espanyol —donde como jugador fue figura—, además es director de preparadores de guardametas en todas sus categorías.

Actuó ocho temporadas en ese equipo y se convirtió en el extranjero que más veces defendió la camiseta del club, convirtiéndose en verdadero símbolo. Es el único que jugó en los tres estadios en los que, en el tiempo, el Espanyol fue local: el Sarría, el Montjuic y finalmente el Cornellá El Prat, la casa propia del club.

Le va muy bien, tanto en el trabajo de base como en el plantel profesional.Uno de los mejores goleros que fue formación suya es el camerunés Carlos Kameni, quien acaba de dejar el Espa- nyol para jugar en el Málaga.

“Es un trabajo bastante especializado, porque la rutina es muy distinta en lo técnico a la de un jugador de campo. En cuanto a las inferiores es un trabajo de formación también distinto”.

N’Kono dice que sólo tiene palabras de agradecimiento hacia la gente de Bolivia, por cómo fue recibido y tratado, y espera algún día volver al país para saludar a muchos de los amigos que dejó.

“Ojalá algún día pueda volver, y porque no a dar una clase, a transmitir lo que uno aprende aquí en un fútbol tan competitivo como el español. Me gustaría hacer eso y darle la importancia que tiene a este trabajo como entrenador de porteros. De Bolivia, en todo caso, nunca me voy a olvidar. Ahí cerré mi carrera y me retiré tranquilo. Por eso le tengo un gran cariño”.

Fue arquero celeste en la Liga y en la Libertadores

Thomas N’Kono vino a Bolívar en 1995 (el arquero inicial era Mauricio Soria) y esa temporada jugó diez partidos del ámbito liguero.

En 1996 fue titular y disputó gran parte de los encuentros del año. Además, se destacó en esa temporada por atajar cuatro penales.

También fue el titular en la temporada 1997.

Tuvo a varios entrenadores, entre ellos Antonio López, Luis Orozco y Jorge Carlos Habegger.N’Kono fue campeón en Bolivia en los certámenes de 1996, y bicampeón en 1997, o lo que es lo mismo, campeón anual.

A nivel internacional jugó 18 partidos de Copa Libertadores de América en las temporadas 1995 y 1997.// La Razón

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