Alasitas en Bolivia: Una perspectiva de la celebración, desde las iglesias

A las 12.00 de cada 24 de enero, en la ciudad de La Paz, la población acude puntual a las diferentes plazas de la urbe a comprar las miniaturas que desean que se conviertan en realidad, según la creencia, en el lapso de un año. Los consumidores, luego de la ch’alla y el sahumerio, suelen dirigirse a los templos católicos en busca de bendición.

Los investigadores tienen distintas opiniones acerca de la aceptación de esta festividad por la Iglesia Católica, pero coinciden en que la iglesia protestante la condena como pagana y abominable, pues consideran al Ekeko que es la principal imagen de la Alasita, como el “dios” de la “abundancia”.

Alasitas en BoliviaEl sociólogo y antropólogo Jorge Laruta explica que en la cultura aymara y quechua no existen las palabras “religión”, “dios” y “deidad”, y por tanto no se considera al Ekeko, llamado antiguamente Eqaqo, como un ente divino. Para ellos es simplemente una representación de energía.

“No hay un sincretismo –sostiene–, si lo hubiese, entonces el Ekeko estaría en un altar dentro la iglesia. Simplemente es un rito que pervive, y la iglesia Católica ha tenido que participar de la riqueza tradicional de los pueblos ancestrales, ha tenido que aceptar la tradición”.

Otra opinión tiene el sociólogo y especialista en patrimonio cultural, David Mendoza, quien indica que la Alasita fue “una creencia histórica combatida por la Iglesia Católica, proscrita, no aceptada y siempre fue una cosa de idolatría, por tratarse de una efigie (Ekeko) que cuestionaba la moral católica en su época”.

Asegura que la Iglesia Católica “no acepta esta tradición porque va contra su misma creencia y doctrina. Mucha gente dice que el Ekeko es el dios de la abundancia, pero la Iglesia Católica cree en la Santísima Trinidad, Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, no hay dios Ekeko. Otra cosa es, que para perpetuar la abominación aceptan cosas de los pueblos indígenas para darle un barniz más católico, por eso es que bajo la imagen de la virgen Nuestra Señora de La Paz adopta el culto de la Alasita y el Ekeko”.

Mendoza menciona que las diferentes sectas entre ellas, mormones, protestantes y otras “tachan de demonio” al Ekeko, y califican a la fiesta de la miniatura como “pagana”.

Una posición protestante
Un documento de la congregación Cristo Viene titulado “El Ekeko es un demonio” dice: “¡No vayas el 24 de enero a las 12.00 a hacer ‘bendecir’ por el sacerdote babilónico de Baal-zebub, tus objetos materiales en miniatura. No es bíblico. No entregues tu alma al diablo por cosas materiales!”.

La amonestación se explica a través de diferentes versículos extraídos de la Biblia. Para esta iglesia, el Ekeko es interpretado como un ídolo, por tanto un demonio llamado Mammón. El estudio cita Salmos 115: 3-7: “… Los ídolos de ellos son plata y oro, obras de manos de hombres. Tienen boca, mas no hablan; tienen ojos mas no ven; orejas tienen, mas no oyen; tienen narices, mas no huelen; manos tienen, mas no palpan; tienen pies, mas no andan; no hablan con su garganta”.

Otras citas bíblicas mencionadas son: Mateo 6:24 “Jesús dijo: ninguno puede servir a dos señores, porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a Mammón”. Colosenses 2:8 “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo”.

La teoría del investigador Laruta refuta la posición evangélica. “Es un mal entendimiento, es el no hablar con propiedad, en la cultura aymara no existe la palabra dios o deidad”.

Recordó que los conquistadores españoles llegaron con la Santa Inquisición y con sacerdotes “extirpadores de idolatría” que consideraban que todas las creencias (tradiciones) eran satánicas.

La fe católica
El hermano Carmelo Galdoz es el guardián de la Basílica Menor de San Francisco de la ciudad de La Paz, donde al mediodía de cada 24 de enero se congregan cientos de devotos de la Alasita para recibir el agua bendita en sus miniaturas.

El religioso sintetiza que la iglesia Católica no condena esta tradición andina. “Yo creo que el Ekeko quiere simbolizar la expresión de la riqueza y la abundancia que el Señor quiere para todos. Que la gente tenga este tipo de tradiciones no es malo, más bien las personas vienen después de sus compras en la Alasita para hacerlas bendecir, lo cual implica que hay una relación trascendental hacia Dios, y el deseo de esas riquezas adquiridas con su trabajo puedan ser bendecidas por el Señor y compartido con los necesitados”.

Galdoz explicó que la Iglesia Católica ha reconocido a través del tiempo cómo la presencia de Dios se ha ido desarrollando de distintas maneras y en distintos pueblos.//PIEB

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