Estudio identifica dos momentos históricos que influyeron en el uso del aymara

La lengua y cultura aymara sufrieron una ruptura en su normal desarrollo, producto del proceso de colonización y la Revolución Agraria de 1952, según un diagnóstico realizado por la Universidad Indígena Tupak Katari, que se propuso recuperar ésta identidad milenaria a través de investigaciones en la lengua nativa. Hoy en día el aymara no tiene un estatus académico para ingresar a las aulas universitarias, concluye el trabajo.

El rector de la Universidad Indígena Boliviana Aymara Tupak Katari, el sociólogo Benecio Quispe, señaló al Periódico Digital del PIEB que el “Diagnóstico de la situación actual de la Lengua y la Cultura Aymara”, realizado en coordinación con el Instituto de Investigaciones de la Lengua y la Cultura Aymara (IICLA), creado por la universidad para fines de generación de conocimiento propio, confirmó lo que se conocía de manera empírica.

Cultura aymara“La lengua de los pueblos indígenas y en el caso de la lengua aymara en particular –por procesos de colonización– se vieron interrumpidos en su normal proceso de desarrollo. En ese contexto, la lengua aymara, por su ubicación geográfica, no estaba en condiciones de ingresar a las aulas, no estaba en condición de tener ese estatus académico y se limitó a ser una lengua agrarizada, más utilizada en los ámbitos familiares y en espacios públicos sólo para contar algunos chistes”, explicó.

El diagnóstico realizado por los investigadors Benigno Callisaya, Máximo Quisbert, Elagio Patty, Justino Callisaya, Alex Ruiz y José Luis Márquez se constituye en el primer estudio académico de la Universidad Indígena Tupak Katari, fundada el 2 de agosto de 2008 con el propósito de recuperar la lengua, la cultura, la ciencia, los saberes, la tecnología y el conocimiento de los pueblos indígenas que por muchos años fueron negados por la educación oficial.

El sociólogo Máximo Quisbert, investigador que formó parte del diagnóstico, dijo que históricamente se ha demostrado que el idioma aymara no sólo fue perdiendo fuerza y descendiendo en su influencia y vigencia por el proceso de colonización, sino fundamentalmente a partir de 1952, cuando con la irrupción de las escuelas, la lengua castellana comenzó a imponer a nivel de la educación, en los cuarteles, sindicatos, medios de comunicación y otros ámbitos.

“Como Universidad Indígena la idea es posicionar a la lengua aymara; no hay estudios ni investigaciones en aymara y por eso los mismos estudiantes tienen problemas para consultar textos en aymara”, observó.

En ese reto mencionó que un equipo de investigadores está en plena elaboración de trabajos pensados, escritos e investigados en aymara. Una vez concluido el diagnóstico, se iniciaron estudios específicos sobre “La caravana de las llamas”, “Textiles andinos” y “Seguridad alimentaria”, entre otros de contenido político y filosófico.

Investigar y difundir sus resultados en aymara es un aprendizaje permanente según Quisbert, quien destaca que el nuevo contexto político y social ha coadyuvado en la revalorización de la identidad indígena, además del aporte de investigadores nacionales y extranjeros que estudiaron a la lengua y a la cultura aymara desde diferentes ramas del conocimiento.

Benecio Quispe señaló que el diagnóstico también reveló que no hay una lengua aymara con una escritura única; hay dos corrientes contrapuestas que surgen desde el Ministerio de Educación y profesionales lingüistas de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA). “Mientras no tengamos una lengua consensuada en aulas universitarias tendremos docentes que enseñan de una forma y otros de otra forma. Nosotros (de la Universidad) nos adherimos a lo que propone el Ministerio”, dijo.

La lengua aymara perdió vocablos durante el proceso de interrupción que sufrió, al igual que conceptos y palabras que se deben desarrollar nuevamente, según el sociólogo. Incluso se habla de la necesidad de apelar a términos y vocablos de otras lenguas indígenas. “La cultura en términos generales, saberes, ciencia, conocimientos no se encuentra en condiciones de estar en aulas universitarias, nos dimos cuenta del difícil camino que se debía empezar a trabajar para que la lengua y la cultura de los pueblos esté presente en las aulas”.

Fue así que se creó el IICLA encargado de generar investigación a través de información del conocimiento dedicada, exclusiva, sistematizada y permanente para las carreras de la universidad.
El proceso de reconstrucción de la lengua y cultura aymara no es tarea fácil; comienza por la recuperación de la lógica en que se estaba desarrollando, en un entorno específico político, económico, social, cultural, religioso y astronómico. “Fueron pueblos sometidos, desestructurados, sojuzgados y subalternizados a la cultura occidental, pero no desaparecidos”.// PIEB

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