La organización de la educación pública en los inicios del estado boliviano (1825-1826)

Tras 15 años de lucha por la Independencia, el 6 de agosto de 1825 se funda la república de Bolivia. A fines del siglo XVIII y durante la primera mitad del XIX, como parte de cambios globales, en América Latina surgirán nuevas propuestas en el campo de la educación. La mayor parte de los estados emergentes la declararon como obligatoria, debido a la noción liberal de entender que las personas instruidas podían incorporarse a la sociedad política, como lo manifestaron Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Antonio José de Sucre, quienes dieron los primeros pasos para la renovación del sistema educativo boliviano.

Bolívar y los primeros decretos para la educación pública

Con el nombramiento del Libertador Simón Bolívar como presidente, se daría la primera normativa. Son cuatro decretos expedidos el 11 de diciembre de 1825, para organizar la educación pública.

El primero, dispone la fundación de “establecimientos de educación pública: escuelas primarias y colegios de ciencias en las capitales de departamento, y una escuela militar”. A fin de viabilizarla, se contempló la expropiación de propiedades de las órdenes religiosas a favor del mobiliario escolar. El segundo, establece la naturaleza de las escuelas públicas, su edificación y la creación de la “Dirección General de Enseñanza Pública”. El tercero, reglamenta la fundación de orfanatos públicos para ambos sexos en Chuquisaca y las capitales departamentales. Y el cuarto, reglamenta el financiamiento de los establecimientos educativos.

Simón Rodríguez y el Plan de Educación Popular

Con estos decretos Bolívar decidió nombrar a su maestro, Simón Rodríguez, como director de Enseñanza Pública, de Ciencias Físicas, Matemáticas y Arte y director general de Minas, Agricultura y Caminos Públicos. La idea era qué empiece a aplicar el Plan de Educación Popular que proponía universalizarla y extenderla a todos los sectores sociales. Como menciona Rodríguez (1825), “la intención no era llenar el país de artesanos rivales o miserables, sino instruir, y acostumbrar al trabajo para hacer hombres útiles, asignarles tierras y auxiliarlos en su establecimiento…era colonizar el país con sus propios habitantes.”

El Plan creó escuelas-taller orientadas hacia la educación técnica y productiva, las primeras escuelas de mineralogía en La Paz y Potosí y varios colegios de Artes y Oficios. Rodríguez, además, pretendía transformar a Bolivia en una república democrática, y a sus habitantes en verdaderos ciudadanos.

Todos estos intentos no pudieron romper con la ideología dominante criolla (algunos sectores de la iglesia, latifundistas y militares). Ella terminó imponiéndose, expulsando al Maestro del Libertador y clausurando las escuelas, procediendo a anular los contenidos populares y consolidando en su lugar una educación humanística que forme abogados, clérigos y militares.

A esto, hay que agregar el alejamiento de Bolívar del gobierno, dejando como sucesor al mariscal Antonio José de Sucre. La relación entre él y Rodríguez fue ambigua, por las posiciones que tenían respecto a la educación. Sucre, en 1826, aplicó la “enseñanza mutua” de Lancaster en los colegios y en una escuela normal. Mientras tanto, Rodríguez empleó en las escuelas y colegios de Artes y Oficios el sistema naturalista de Rousseau. Estos aspectos motivaron que reciba poco apoyo social y económico, lo que imposibilitó la viabilidad y expansión del Plan, lo cual culminó con la renuncia al cargo por parte del Director General de Enseñanza Pública.

El mariscal Antonio José de Sucre y la ejecución

Cuando Bolívar partió de Chuquisaca con destino a Lima el 10 de enero de 1826, la responsabilidad presidencial recayó en Sucre. Fue él quien fundó escuelas de primera letras, orfanatos y colegios de instrucción secundaria de ciencias, mediante disposiciones que beneficiaron a los departamentos de Cochabamba, Chuquisaca, La Paz, Oruro y Potosí. Para consolidar dichas instituciones, se puso en marcha el nuevo Plan de Enseñanza (1827). Las medidas fueron acompañadas por la aplicación del sistema de Lancaster en sustitución de la educación popular de Rodríguez.

Con estos aportes, se fue organizando la educación pública desde lo normativo jurídico realizado por Bolívar, la aplicación del Plan de Educación Popular por Rodríguez y la puesta en marcha por parte de Sucre; pudiendo apreciarse los inicios de un sistema formativo boliviano. Desde diferentes vertientes, se tuvo como objetivo fundamentar el sentimiento de pertenencia, es decir la bolivianidad, a través de la formación cívica y ciudadana.

Por ello hoy, la aplicación de la Ley de Educación “Avelino Siñani y Elizardo Pérez” supone repensar históricamente los aportes que se dieron en los primeros años de vida republicana. El recuperar y valorar las experiencias educativas pasadas puede contribuir a comprender mejor las educaciones de hoy, con mayor razón en estos 187 años de vida independiente.// La Prensa

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