La zona franca de Iquique es un negocio que piensa en Bolivia

El comercio en este puerto es diseñado para el comprador boliviano.

“Ya pues, caballero, tienes que rebajarme, muy caro está”. La mujer viste una elegante pollera de color mostaza brillante, el negro de sus trenzas contrasta vivamente con la palidez de su interlocutor.

“Li Fong vende barato, más barato no poder”. El interlocutor es comerciante mayorista, en su negocio, ubicado en los llamados galpones de la Zona Franca de Iquique (Zofri), sólo se puede comprar mercadería al por mayor.

A diferencia del elegante mall de la Zofri, que se encuentra a menos de 200 metros del lugar donde se desarrolla la conversación, estos locales comerciales no están diseñados para atraer clientes individuales. Allá van quienes tienen la intención de hacer negocios, comprar diferentes tipos de mercancías al por mayor e irse.

Li Fong cotiza el cambio de la moneda a 12,50 bolivianos por cada mil bolivianos, cuando en cualquier casa de cambios, se cotiza a 14,50. Los mosquiteros de llamativos colores que el chino ofrece a la comerciante vestida de pollera costarán 87 bolivianos, cuando en realidad, si la partida fuera la justa, deberían tener un precio unitario de 83.

Economía bolivianaEn ese lugar, donde el polvo hace una película sobre las grandes cajas de cartón que llegaron de ultramar por el puerto de Iquique y donde en cada tienda, se exponen unidades de los productos, nadie vende menos de 16 docenas de cualquier ítem, a condición, además, de que cualquier transacción implique cuando menos 150 mil pesos chilenos, o sea unos 300 dólares.

Para acceder a ese sitio, ubicado dentro de los límites de la Zofri, hay que formar una fila y obtener un pase gratuito. Por ello, es imprescindible llevar un documento de identidad. Las dos operadoras que atienden a los clientes conocen muy bien las cédulas de identidad de los ciudadanos bolivianos, tanto como los documentos nacionales de identidad chilenos y de algunos paraguayos, aunque el guaraní es un idioma que se escucha poco en la costa del Pacífico, en el norte grande de Chile.

Esta parte de la Zofri es una ciudadela con calles y pasos de cebra, con estacionamiento de vehículos y con una notable cantidad de tráilers que recogieron la carga del puerto cercano.

El ambiente huele a ajos, tabaco fuerte y a harina de pescado. Ajos, porque a los ciudadanos chinos les fascina su sabor, a tabaco, por los cigarros fuertes que fuman, a  pescado, porque a menos de 500 metros del lugar funcionan varias factorías de harina de este animal.

El lugar es gris y hace frío, pero la polvareda que se levanta a cada instante no impide ver un cerro próximo, el que parece ser un pequeño pueblo perdido. Cuando se observa con atención no son pequeñas cabañas las que están situadas en la montaña, son miles de automóviles que esperan su turno para ingresar al enorme playón donde se estacionan para ser vendidos.

Un lugar diseñado para los bolivianos. No cabe duda de que la Zofri ha sido instalada con la mente concentrada en hacer negocios comerciales con Bolivia.

Apoyados en una de las paredes grises, una treintena de personas conversa. Su acento los delata, son bolivianos. Camioneros. Esperan ser contratados por algunos de sus compatriotas negociantes que buscan llevar su mercadería a territorio boliviano.

Conversan entre sí, ríen y hacen bromas. Recuerdan un incidente con un policía chileno, aunque, por lo que se escucha, el nacional no salió bien librado del percance y tuvo que pagar una elevada multa.

La mayor parte de los mayoristas llegó desde China. Li Fong, Wang, Chang, Sei… Sus carteles anuncian establecimientos comerciales chinos. En estos lugares se encuentran todos los productos que uno encuentra en el mercado de la calle Huyustus, en La Paz; el mercado Los Pozos, de Santa Cruz; la feria de Oruro o la Cancha, de Cochabamba, sin contar la feria de la zona 16 de Julio en El Alto.

Adornos, discos compactos, televisores, equipos de sonido, teléfonos celulares, computadores, línea blanca, bolígrafos y material de escritorio, peluches,  juguetes, ropa… Es como cualquiera de los centros populares del país pero muchísimo más grande.

Los bolivianos pasean por esas calles. Sólo los que llegan por primera o segunda vez dudan. Otros que ya conocen, saben a dónde dirigirse y lo hacen sin temor alguno.

900 millones de dólares es la importación anual, aproximada,  proveniente del puerto de Iquique hacia Bolivia.

41 por ciento fue el aumento de la mercadería dirigida a Bolivia entre 2010 y 2011.

Después de concertar el negocio, se entiende por qué a todos se les exige el documento de identidad para ingresar. El nombre y los datos personales de los visitantes se guardan en un computador. Muy atenta y servicial, la responsable de atender a los clientes pregunta si es la primera vez que uno llega al lugar. En la memoria del ordenador quedarán establecidos los datos y las transacciones hechas por cada quien y si tuvo o no algún problema. A cada persona se le entrega un ticket con un código de barras y para acceder al lugar sólo hace falta que esa información sea revisada por un lector que autoriza el paso a través de un molinete. Dos guardias de seguridad privada vigilan permanentemente el lugar. Para retirar la mercadería se debe hacer un trámite y pagar unos 40 dólares por concepto de impuesto, independientemente del que se aplica en la zona de control conjunto en Chungará, territorio chileno, donde merced a acuerdos de integración se establece un único centro de revisión de mercadería, que  incluso es atendido por Migración de Bolivia.

El crecimiento de la importación de mercancía desde Iquique está relacionado a que también las exportaciones han crecido debido al alza en los precios de las materias primas, entre otros motivos. Creció desde 1998 y una de las causas es que las importaciones del país aumentaron”. Carlos Andia  SECRETARIO EJECUTIVO CNDA

EL BOLIVIANO frente a: datos al 3 de septiembre

Tipo de cambio de Monedas
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