Problemas vasculares común en los mandatarios argentinos

Los problemas vasculares, que el martes llevaron al quirófano a la presidenta argentina, Cristina Fernández, han sido un recurrente talón de Aquiles para varios mandatarios argentinos, algunos de los cuales tuvieron que someterse a operaciones en pleno ejercicio del mandato.

Hace cuatro días, Fernández fue intervenida por segunda vez en menos de dos años, ésta vez por una lesión cerebrovascular.

Fernández, 60 años, volvió al quirófano, ésta vez en la Fundación Favaloro, de Buenos Aires, para operarse por una "colección subdural crónica", un hematoma alojado en la cabeza producto de un traumatismo que sufrió el pasado 12 de agosto, según informaron fuentes oficiales.

Los médicos que atienden a la mandataria resolvieron operarla luego de que Fernández presentara a inicio de esta semana un "hormigueo" y una "transitoria y leve pérdida de la fuerza muscular" en el brazo izquierdo.

Presidentes de ArgentinaLa mandataria, que llegó a la Presidencia en diciembre de 2007, se había sometido en enero de 2012 a una operación en el Hospital Austral, de la ciudad bonaerense de Pilar, luego de que a finales de 2011 se le diagnosticara un carcinoma papilar.

El antecedente más cercano es el del propio esposo y antecesor de Fernández, Néstor Kirchner (2003-2007), quien falleció el 27 de octubre de 2010, a los 60 años, por un paro cardiorrespiratorio no traumático.

En febrero de ese mismo año, Kirchner había sido operado por una obstrucción de la carótida y siete meses después volvía a ser hospitalizado y sometido a una angioplastia de urgencia para reparar una arteria coronaria obstruida.

Los médicos le habían recomendado pisar el freno en su intensa actividad política, pero Kirchner desoyó esos consejos.

Sus antecesores Carlos Menem (1989-1999) y Fernando De la Rúa (1999-2001) también padecieron problemas cardiovasculares.

De la Rúa fue operado de urgencia por una obstrucción en la carótida en junio de 2001, seis meses antes de abandonar anticipadamente la Presidencia en medio de una de las más severas crisis económicas y políticas que recuerde el país.

Menem, por su parte, fue intervenido por una obstrucción en la carótida en octubre de 1993.

Aunque murió por un cáncer de pulmón, en 2009, el expresidente Raúl Alfonsín (1983-1989) también padeció problemas cardíacos, al igual que el tres veces mandatario argentino Juan Domingo Perón, que sufrió dos infartos tras regresar de su exilio en España y que tuvo complicaciones coronarias que marcaron su último mandato y le llevaron a la muerte, en julio de 1974.

A lo largo de la historia argentina, hubo incluso presidentes que debieron abandonar anticipadamente el cargo por razones de salud, aunque no por problemas de origen vascular.

Uno de estos casos fue el de Roberto Ortiz, quien, prácticamente ciego por una diabetes avanzada, dimitió prematuramente de la Presidencia en 1940, dos años antes de morir.

En la década anterior, en 1930, el presidente Hipólito Yrigoyen estaba con licencia por una fuerte gripe con accesos febriles, cuando su Gobierno fue derrocado por un golpe militar.

El presidente Roque Sáenz Peña también debió pedir varias veces licencia durante su gestión debido a su delicada salud por problemas neurológicos que los rumores de la época atribuían a una sífilis.

Su última licencia la solicitó en 1913 y debió delegar el mando en su vicepresidente, Victorino de la Plaza.

Sáenz Peña murió en agosto de 1914, a los 67 años, dos años antes de terminar su mandato.

Varios presidentes sacan a la luz los males que sufren

Algunos gobiernos de América Latina cuidan con recelo el estado de salud de sus mandatarios, sin embargo varios lo han sacado a relucir admitiendo los males que sufren.

En Nicaragua, el Gobierno de Daniel Ortega cuida con recelo la información sobre cualquier tema. Por ejemplo, nunca se ha pronunciado sobre una supuesta enfermedad de Ortega en la sangre, que no le permite exponerse al sol por más de una hora, por la que todas sus actividades son programadas en la noche, según dijo el sacerdote y poeta Ernesto Cardenal hace algunos años.

Sin embargo, estos casos tienden a ser la excepción a la regla en una región donde en los últimos años varios de sus gobernantes han sufrido problemas serios de salud.

En Brasil, aunque ninguna legislación obliga a informar sobre la salud de los presidentes o exjefes de Estado, se trató con absoluta transparencia el cáncer de laringe que le fue detectado a Luiz Inácio Lula da Silva en 2010, meses después de haberle traspasado el poder a Dilma Rousseff, y eran los médicos, y no el Gobierno, quienes informaban.

La propia Rousseff sufrió un cáncer linfático en 2009, cuando era ministra de la Presidencia, y también se dio a conocer puntualmente la aparición de la enfermedad y datos sobre su tratamiento.

En Colombia tampoco hay misterios. El 1 de octubre de 2012, el presidente Juan Manuel Santos en compañía de su médico comunicó en una alocución televisiva que le habían detectado un "pequeño tumor" canceroso en la próstata. Aunque advirtió que no era "agresivo", Santos dijo que se sometería a una cirugía.

Algo similar sucede en Uruguay, donde son conocidos los problemas de salud del presidente José Mujica, de 78 años y quien soportó difíciles condiciones cuando estuvo preso más de 13 años durante la dictadura (1973-1985).

Así, cuando en 2012 suspendió a último momento por recomendación médica su participación en la XXII Cumbre Iberoamericana en España, la Presidencia informó que "los estudios vasculares (realizados a Mujica) arrojaron la existencia de una trombosis”.

Cristina Fernández ya camina, come pastas y ve películas

A cuatro días de la operación, la presidenta argentina, Cristina Fernández, evoluciona favorablemente de la operación para drenar un hematoma craneal y ya se alimenta "con normalidad" y camina por su habitación, según el parte médico divulgado ayer.

Fernández, de 60 años y operada el pasado martes, se encuentra "muy bien y muy animosa", según dijo el portavoz presidencial, Alfredo Scoccimarro, quien no hizo ningún pronóstico acerca de cuánto tiempo puede tardar en recuperarse plenamente.

El portavoz compareció brevemente ante los medios congregados a las puertas del Hospital de la Fundación Favaloro de Buenos Aires para informar de cómo pasó la mandataria las últimas 24 horas.

"Anoche comió pasta, acaba de terminar su almuerzo con carne y verduras, vio dos películas con su hermana y les manda un beso muy grande a todos los argentinos y a todos aquellos que desde todos los lugares del mundo le mandan sus saludos y le desean su pronta recuperación", dijo.

Según el último parte, que firman los responsables médicos de la Fundación Favaloro, los controles clínicos y neurológicos, que se le han realizado a Fernández, "así como sus exámenes de laboratorio, se encuentran dentro de los parámetros normales".

"Se alimenta normalmente -prosigue- y en el día de la fecha se ha levantado de la cama y camina dentro de su habitación. Continúa con permanente control médico por los profesionales del Instituto de Neurociencias de la Unidad multivalente de la Fundación Favaloro, y por los doctores de la Unidad Médica Presidencial".

Cuatro días después de ser intervenida quirúrgicamente, militantes y simpatizantes de la Presidenta siguen atentos en la puerta del centro médico a cualquier información sobre su estado de salud, aunque ya en menor cantidad.

Junto a ellos, la prensa monta guardia a la espera de saber si la mandataria saldrá pronto de la unidad de terapia intensiva y cuándo podrá abandonar el hospital.

Hasta el momento, la información oficial se limita al escueto parte médico que diariamente ofrece el equipo de especialistas que le atienden, en el que no se especifica nada acerca del tratamiento que está recibiendo ni del tiempo que necesitará para reincorporarse a su actividad al frente del Gobierno.

Esa tarea, la sigue encabezando el vicepresidente Amado Boudou, que ayer presidió un acto con motivo del cuarto aniversario de la promulgación de la polémica Ley de Medios, que enfrenta desde entonces en los tribunales al Ejecutivo y al grupo Clarín.

El Vicepresidente, cuestionado por su presunta vinculación con escándalos de corrupción y relegado a un segundo plano por el propio Ejecutivo, subrayó en su intervención que en el Gobierno "hay lugar para todas las opiniones, incluso las que piensan distinto".

Igualmente, aprovechó el acto de conmemoración de la Ley de Medios para defenderse de "los mensajes mafiosos" que se envían a través de las "tapas de los diarios".

"Ya estamos acostumbrados a recibir todos los días algún golpe bajo”, dijo.// Opinión (BO)

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