'Ñatitas', mezcla de la fe con el paganismo

El cementerio de La Paz volvió a transformarse ayer en un escenario de la mezcla de la práctica de la fe cristiana y la fe en los poderes de las calaveras con motivo de la festividad de las "Ñatitas", cuyos devotos no sienten conflicto alguno por esa combinación.

Como cada 8 de noviembre, los creyentes en las llamadas "Ñatitas" o calaveras ocuparon el camposanto para situarlas en pequeños altares improvisados en la capilla, al paso, en los mausoleos y en los nichos para que reciban veneraciones. La mayoría de los devotos son indígenas aimaras, herederos de una costumbre prehispánica andina de adoración de los cráneos, pero que hoy también es seguida con fervor por clases sociales urbanas.

Iglesia lo rechaza. La Iglesia católica advirtió varias veces a sus fieles, de que esta veneración no está de acuerdo con su fe y que los restos mortales no pueden ser profanados y deben ser respetados hasta la resurrección de los muertos que proclama el cristianismo.

Las reflexiones en ese sentido, en español y en aimara, fueron repetidas hoy dos veces por el sacerdote Jaime Fernández, el párroco del templo del cementerio, ante los centenares de fieles de las "Ñatitas" que le exigían una misa dedicada a sus calaveras. Hace cinco años que el párroco ya no realiza la celebración eucarística para no fomentar la adoración de los cráneos debido a una instrucción del Arzobispado de La Paz, aunque hoy se vio obligado a hacer las reflexiones ante centenares reunidos en su capilla con calaveras en urnas de cristal o en cajas de cartón.

Costumbres paceñasLos seguidores de las "Ñatitas", llamadas así porque los cráneos no tienen nariz, dijeron que las palabras del párroco igual se pueden considerar como una misa para sus calaveras, así que se dieron por satisfechos con su presencia en dos ocasiones.

A esa mezcla de la fe en las calaveras y la fe cristiana se añade un tercer elemento con las fiestas privadas que organizaron los devotos más prósperos, llamados "prestes", con abundante alcohol y comida para decenas de personas, tras abandonar el cementerio.

Orígenes

Se cree que la costumbre nace en la época precolombina

Ñatitas. Data de la época precolombina antes de la llegada de los colonizadores españoles, era realizado con chullpas las cuales era extraídas de los mausoleos para su veneración. De acuerdo a la concepción andina, la muerte del cuerpo no implica la desaparición del alma que después de la muerte sigue ligada al cráneo.// El Día (BO)

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