Un estudio realizado en la capital cruceña identificó la
existencia de exposición prenatal al insecticida DDT y al DDE (compuesto químico
degradado del primero), “además se ha encontrado que esa exposición tiene
asociación estadística con variables relacionadas con el estado de salud del
recién nacido, entre ellas la TSH (hormona estimulante de la tiroides)”.
Los investigadores de la Universidad Autónoma Gabriel René
Moreno (UAGRM) Adolfo Mercado Roca y Miriam Cuellar Romero desarrollaron la
investigación “Valoración de la exposición prenatal a contaminantes orgánicos
persistentes – disruptores endócrinos”, con el propósito de determinar la
presencia del plaguicida DDT y, el asimilado, DDE en sangre.
Para el estudio fueron abordadas 242 mujeres, en el año 2013,
en la maternidad de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, y 218 aceptaron
participar en el estudio.
Mercado explica que con anterioridad realizaron estudios de
exposición de la población urbana a ciertos compuestos (algunos plaguicidas) que
tienen actividad disruptora endócrina, o sea que interfieren en el sistema
hormonal, y compuestos de origen industrial. Un segundo estudio con
horticultores mostró concentraciones de compuestos químicos hasta 20 veces
superiores a los de la población urbana estudiada, lo que refleja una exposición
directa al compuesto DDT, probablemente por su manipulación.
“Con esos resultados y antecedentes, la pregunta era ¿nacemos con estos compuestos o los adquirimos durante nuestra vida? Entonces nos planteamos este estudio en mujeres embarazadas para verificar algún tipo de asociación estadística entre las concentraciones encontradas y valores hormonales del recién nacido (TSH) o variables antropométricas”, explica Mercado.
Las muestras de sangre fueron tomadas en el momento del parto,
del cordón umbilical, para posteriormente someterlas a análisis químico en
laboratorio. Se obtuvieron datos de los registros médicos para conocer edad
gestacional, índice de masa corporal de la madre, tipo de parto, perímetro
cefálico, talla, peso y perímetro toráxico del recién nacido. Posteriormente se
aplicó el cuestionario epidemiológico a la madre para conocer sus
características físicas, historia reproductiva, nivel de educación, hábitos y
estilo de vida (dieta, hábito tabáquico, uso de cosméticos, consumo de alcohol,
etc.), residencia actual y de hace 10 años, ocupación actual y anterior, uso de
pesticidas organofosforados y piretroides en el domicilio.
“Efectivamente se encuentra, al menos en el modelo matemático,
una asociación entre las concentraciones de estos compuestos y las variables
antropométricas del recién nacido. Habrá que hacer otro tipo de estudios para
determinar si son causas o no son las causas”, dice Mercado. La investigación se
concentró en verificar la asociación entre DDE/DDT con el peso al nacer, índice
ponderal (une variables peso y talla), perímetro cefálico y TSH en el recién
nacido.
Sobre el TSH, una de las discusiones dice que se encontró que
“a mayor concentración de estos compuestos (DDE/DDT), menor el valor del TSH, si
bien ambas correlaciones no tienen significancia estadística, indican una
tendencia”. Los otros resultados son: a mayor concentración de DDT el perímetro
cefálico del neonato es menor; a mayor concentración de DDT menor índice
ponderal.
La bioquímica Miriam Cuellar explicó que son necesarios
estudios de genotoxicidad para determinar si existe o no daño genético debido a
la presencia de estos compuestos químicos.
“Toda Bolivia ha sido zona endémica de malaria, y Santa Cruz ni qué se diga –dice Adolfo Mercado--. ¿Qué pasaba?, que durante décadas se ha utilizado el DDT como insecticida para combatir a este vector, el insecto muere o queda con una carga del compuesto, el ave se alimenta de él, la gallina por ejemplo, y va acumulando el químico en su grasa. La persona que come el pollo o el huevo, (asimila el compuesto químico). No es que se fumiga con el DDE, sino que se forma durante la degradación del DDT pero es igualmente peligroso en términos de disrupción endócrina, tanto o más que el DDT”.
El DDT está prohibido, y algunos países lo utilizan sólo con
autorización de la OMS para combatir la malaria.// PIEB.com.bo
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