Encuesta ofrece información sobre los hábitos alimenticios de niños y niñas en el Altiplano

Publicado a finales de 2015, el documento "Alimentación escolar: Oportunidades y desafíos para promover el consumo y la compra local de alimentos andinos en las zonas rurales de los departamentos de La Paz, Oruro y Potosí" incluye información sobre los hábitos alimenticios de niños entre 9 y 12 años en escuelas primarias de los departamentos de La Paz, Oruro y Potosí.

El informe da cuenta de una encuesta realizada en junio de 2014, en colaboración entre el Banco Mundial, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Fundación para la Promoción e Investigación de Productos Andinos (PROINPA) y el Centro de Generación de Información y Estadísticas (CEGIE) de la Universidad Privada Bolivariana (UPB), con el apoyo del Gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia, a través del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras.

La encuesta se aplicó en unidades educativas rurales de 14 municipios seleccionados aleatoriamente de los departamentos de Oruro, Potosí y La Paz. "Tres equipos de nutricionistas entrevistaron individualmente a los encuestados, bajo la supervisión de la Fundación PROINPA y el CEGIE de la Universidad Privada Boliviana", señala el informe. Las preguntas estuvieron dirigidas al nivel de consumo de alimentos andinos de los niños y niñas que asisten a la escuela, al igual que la diversidad de su alimentación, además de la importancia de la educación nutricional en las escuelas y los desafíos y oportunidades relacionados con la vinculación de pequeños productores de alimentos andinos con los Programas de Alimentación Escolar.

Se observó el consumo de cuatro grupos de alimentos: granos andinos (quinua y cañahua), tubérculos (oca), legumbres (haba) y carnes (llama), todos alimentos producidos típicamente en el altiplano y de alta importancia nutricional que corren riesgo de reducir su consumo en las unidades escolares.

Alimentación de niños en BoliviaLos resultados de la encuesta sugieren que los alimentos andinos analizados son consumidos por niños y niñas, quienes los consideran saludables y a los cuales recurren preferencialmente.

Encuesta

Se entrevistaron 1080 niños y niñas en unidades educativas pequeñas (hasta 25 alumnos entre quinto y sexto año de primaria), 244 unidades educativas medianas (entre 26 y 40 alumnos de quinto y sexto año de primaria) y 28 unidades educativas grandes (más de cuarenta alumnos de quinto y sexto año de primaria). Las preguntas iban dirigidas a indagar tanto en sus conocimientos, actitudes y preferencias sobre los cinco grupos alimenticios, además de la diversidad de su alimentación, entre otros temas. También se entrevistaron a 52 responsables de alimentación escolar de las unidades educativas y 14 responsables de alimentación escolar del gobierno de cada municipio.

Los resultados son bastante esclarecedores:

El 77% de las unidades educativas cuentan con una cocina en su infraestructura. 83% cuentan con agua potable, y 23% con un huerto. Solamente 20% cuentan con un refrigerador, 50% con una despensa para almacenar debidamente los alimentos y únicamente el 8% de todas las unidades educativas encuestadas cuentan con un comedor para que sus alumnos puedan consumir sus alimentos.

Un alarmante 37% de las unidades educativas no tiene un menú escolar.

Si bien no existe un registro de proveedores específico para la alimentación escolar, el estudio ha mostrado que el 79% de los estudiantes consumen quinua, 21% consume cañahua, 14% haba, 14% carne de llama y únicamente 7% consume oca.

Los 1080 niños y niñas entrevistados (todos entre los 9, 7 y 12 años) requieren de una importante cantidad de energía antes de llegar a la escuela y comenzar su jornada educativa: 90% de ellos llegan caminando hasta sus unidades escolares, algunos utilizan bicicletas, pero el 75% que llega a pie tarda 30 minutos en promedio, mientras que para el 13% de los alumnos la caminata diaria puede durar hasta 90 minutos. Estos datos confirman la necesidad de una dieta balanceada que haga hincapié en los valores nutricionales de los alimentos que consumen.

Resultados

Los datos de consumo de los alimentos sugieren que la alimentación de los niños y niñas es variada. El estudio asegura que "no se han encontrado diferencias importantes entre los niños y las niñas, ni tampoco entre las regiones o las tipologías de unidades educativas; lo que sugiere un patrón de consumo de los grupos alimentarios bastante homogéneo."

El estudio demostró que los niños y niñas que conocen la cañahua, quinua, oca y llama, tienen más probabilidades de tener una alimentación variada. Además los niños y las niñas que consideran que la quinua es buena para la salud tienen más probabilidad de consumirla. De los niños y niñas que recuerdan haber consumido en la escuela los cinco alimentos analizados, más del 96% expresó que fueron de su agrado y que quisieran volver a probarlos "por lo que se asume que las preferencias no constituyen un obstáculo al consumo de estos alimentos por parte de los niños y niñas".

Los resultados de la encuesta sugieren que los alimentos andinos analizados son consumidos por los niños y niñas, quienes los consideran saludables y los consumen preferencialmente. "Claramente," concluye el estudio, "las preferencias de consumo no son una barrera al consumo de alimentos andinos. Sin embargo, aumentar el conocimiento y mejorar la percepción de los alimentos andinos podría aumentar su consumo y mejorar la diversidad de la alimentación".

La Encuesta Nacional de Demografía y Salud (ENDSA) realizada a niños y niñas menores de 5 años en 2008 demostró que el problema de desnutrición de Bolivia es crítico y que es más importante en las zonas rurales, particularmente en el altiplano. El problema parece originarse en la oferta de alimentos y no tanto así en las preferencias o la percepción que niños y niñas tienen sobre los mismos.

La educación y capacitación a los gobiernos municipales, unidades educativas y juntas escolares es clave, así como elaborar menús escolares que balanceen los valores nutricionales, las consideraciones presupuestales y de disponibilidad de productos a nivel local y en otros territorios son esenciales.// PIEB

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